Un estudio publicado en Hypertension, la revista de la American Heart Association, aporta nuevas pruebas de la eficacia de este complemento alimenticio para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, éste rehabilita a los antioxidantes tomados por vía oral: puestos en tela de juicio estos últimos años, los investigadores muestran hasta qué punto éstos pueden ser beneficiosos para la salud, “siempre que éstos sean específicos ” precisan.
Este complemento es la coenzima Q10. Se trata de un potente antioxidante que juega un papel capital en la producción de la energía celular que sirve para alimentar numerosos fenómenos fisiológicos. Sin esta energía, no podríamos respirar, ni andar. La producción se sitúa en pequeñas fábricas denominadas “mitocondrias” que provienen de bacterias muy antiguas. Ésta se produce en prácticamente todas las células del cuerpo, pero su intensidad difiere en función de las regiones: órganos como los riñones, el hígado y sobre todo el corazón, de alto consumo energético, contienen numerosas mitocondrias y por tanto constituyen centros importantes de producción. En éstos se encuentra necesariamente mucha coenzima Q10, ya que ésta es indispensable para la activación de la producción, pero también porque ésta está encargada de minimizar la huida de los radicales libres. Éstos son elementos oxidantes que pueden convertirse en muy peligrosos si alguna vez abandonaran la mitocondria para llegar a los demás elementos celulares o extracelulares, o incluso si llegasen hasta el ADN (ácido desoxirribonucleico) mitocondrial.
Estas dos propiedades indispensables explican por qué el organismo prefiere sintetizar la coenzima Q10 él mismo en vez de contar con aportes alimenticios exógenos. Dicha dependencia sería demasiado arriesgada para la integridad de las células, especialmente las que albergan una cantidad desbordante como las células del corazón. En realidad, este “sentido común” se debe a la selección natural, pero ésta no esperaba que el hombre sobrepasara todos los límites de esperanza de vida tan rápidamente. El intervalo de tiempo, extremadamente pequeño a escala de la vida, no le ha permitido concebir hombres suficientemente preparados para envejecer hasta los 90 años.
Desde la edad de 30 años, el organismo muestra signos de cansancio. La producción de Q10 comienza a disminuir lentamente, luego cada vez más rápidamente, hasta alcanzar un umbral bastante famélico a la edad de 80 años (1), sobre todo en el tejido muscular. Por tanto, a las personas de esta edad, privadas de más de la mitad de la cantidad óptima de coenzima Q10, les falta energía (lo que explica por ejemplo por qué tienen frío a menudo, cuando la temperatura es totalmente aceptable) y son fácilmente torpedeadas por los radicales libres en fuga. Esta situación crítica expone a muchos órganos a las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como los trastornos cardiovasculares…
Esta idea es la que han querido investigar clínicamente los investigadores de la Universidad de Colorado Boulder en hombres de edades comprendidas entre 60 y 79 años. Durante 6 semanas, se invitó a la mitad de ellos a que tomaran un complemento de coenzima Q10, mientras que los demás debían contentarse con un placebo. Al final del experimento, los investigadores seguidamente invirtieron los dos grupos para comparar mejor los efectos de la coenzima Q10 con los del placebo. Los resultados fueron sorprendentes: cuando los hombres tomaron la coenzima Q10, éstos registraron un aumento de un 42% de la dilatación de sus arterias, lo que corresponde a un rejuvenecimiento de “15 a 20 años”. Esta mejora ha sido relacionada por los investigadores a una reducción de un 13 % del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Éstos últimos también pudieron medir que el aumento de la dilatación estaba, por lo menos en parte, relacionado con una disminución del estrés oxidativo.
“Éste es el primer ensayo clínico que valida la eficacia de un antioxidante, específicamente dirigido a las mitocondrias sobre las funciones vasculares humanas ” se alegra Rossman, el autor principal del estudio. Efectivamente, unas ingestas regulares de vitamina C o de vitamina E, que son otros conocidos antioxidantes, no han mostrado efectos tan espectaculares en los vasos sanguíneos como la coenzima Q10. Lo que valida el postulado de que no todos los antioxidantes tienen la misma diana… En cambio, los mismos autores habían mostrado un poco antes que otro compuesto era capaz de invertir el envejecimiento de los vasos sanguíneos: la nicotinamida ribósido.
La coenzima Q10 siempre está considerada como un complemento alimenticio y no como un medicamento porque se trata de una molécula natural que no puede ser objeto de una patente farmacéutica. Está considerada como una molécula perfectamente segura, incluso a muy largo plazo (2), debido a su presencia natural en el organismo. Se toma preferentemente en el momento de las comidas, ya que se absorbe mejor en presencia de grasas, o eligiendo envases ricos en lípidos (Coenzyme Q10 30 mg (Coenzima Q10 30 mg)).
Estudio principal del artículo:
Matthew J. Rossman, Jessica R. Santos-Parker, Chelsea A.C. Steward, Nina Z. Bispham, Lauren M. Cuevas, Hannah L. Rosenberg, Kayla A. Woodward, Michel Chonchol, Rachel A. Gioscia-Ryan, Michael P. Murphy, Douglas R. Seals. Chronic Supplementation With a Mitochondrial Antioxidant (MitoQ) Improves Vascular Function in Healthy Older Adults. Hypertension, 2018; HYPERTENSIONAHA.117.10787 DOI: 10.1161/HYPERTENSIONAHA.117.10787
Referencias
1. Kalen A, Appelkvist EL, Dallner G. Age-related changes in the lipid compositions of rat and human tissues. Lipids. 1989;24(7):579–84. Epub 1989/07/01Un excelente complemento de coenzima Q10, el valioso compuesto que disminuye con la edad en el corazón
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