Un estudio publicado el 21 de agosto 2018 ha mostrado que los beneficios de una ingesta de complementos de selenio y de coenzima Q10 seguían manifestándose 12 años después de su interrupción. Las personas que habían seguido este tratamiento durante 4 años presentan hoy en día un riesgo de mortalidad cardiovascular un 40 % menor que las personas del grupo de control inicial. Esto significa que deben haberse producido cambios estructurales en las personas que tomaban estos complementos y que estos cambios siguen estando presentes hoy en día.
El estudio inicial ha implicado a 443 personas mayores de 50 años, con buena salud, repartidas en dos grupos distintos. En el primero, las personas tuvieron que tomar cada día 200 mg de Coenzima Q10 y 200 μg de selenio, mientras que las personas del segundo grupo tomaron comprimidos que no contenían ningún principio activo. Al cabo de 12 años de seguimiento, los investigadores han observado que las personas del primer grupo tenían una mortalidad cardiovascular un 40 % menor que las personas del segundo grupo, y estos efectos positivos se hacían cada vez más importantes al envejecer. Los investigadores también han evidenciado diferencias crecientes en la función cardiaca gracias a la ecocardiografía. "Los efectos son muy persistentes, sobre todo en las mujeres" precisa el doctor Mark Miller, director de Kaiviti Consulting LLC. "Éstos lo son todavía más si usted es una persona en riesgo, por ejemplo, con diabetes, con hipertensión o una disfunción severa del corazón. Pero lo que es fantástico, es que las diferencias entre las personas tratadas y las personas no tratadas siguen ahondándose, y que los beneficios aumentan con el tiempo."
¿Qué mecanismo puede explicar tal longevidad de efectos? Es posible que el selenio y la coenzima Q10 hayan modificado de forma irreversible la manera de leer y de utilizar los genes sin por eso desnaturalizarlos. Estas moléculas, capaces de indicar a la célula los genes que ésta debe utilizar o los que ésta debe dejar de lado, se denominan factores epigenéticos. Según esta teoría compartida por el doctor Miller, el selenio y la coenzima Q10 han influido en la expresión de los genes y permitido a las personas que tomaban esos complementos emprender otro camino, menos arriesgado desde el punto de vista cardiovascular y que se separa cada vez más del camino tomado por las personas del grupo de control. Así pues, se sospecha que éstos han modificado la expresión de los genes relacionados con el estrés oxidativo, con la inflamación y con la función mitocondrial.
El selenio es un mineral indispensable para el ser humano, aunque bastan muy pequeñas cantidades para hacer funcionar al cuerpo de manera óptima. Es preciso sacarlo de la alimentación, ya que el organismo no es capaz de sintetizarlo. Este oligoelemento desempeña un papel capital en el sistema inmunitario y la glándula tiroides, pero sobre todo ayuda al organismo a producir antioxidantes endógenos como la glutatión peroxidasa, así como diversas selenoproteínas. Éstas últimas trabajan sin descanso para proteger a las células de la oxidación causada por los radicales libres.
En Europa, al contrario de Estados unidos o de Canadá, la tierra es especialmente pobre en selenio (1-2). Ahora bien, esto es un problema, ya que el contenido de selenio de los cereales y de las verduras depende directamente del contenido de selenio de los suelos donde éstos se cultivan. Las concentraciones séricas de los europeos están por tanto sistemáticamente por debajo de los 90 μg/l, mientras que los investigadores calculan que las concentraciones necesarias para la producción óptima de las selenoproteínas serían de 90 a 140 μg/l (3). Por esta razón Finlandia creó en 1984 un programa de enriquecimiento de los abonos con selenio, lo que ha permitido triplicar los aportes alimenticios en el país y reducir la incidencia de las enfermedades del corazón. En el Reino Unido, los aportes de selenio han pasado de 60 µg/día a 34 µg/día en menos de 20 años (4).
Unas bajas concentraciones séricas de selenio están relacionadas con pérdidas de fuerza muscular, un nivel más importante de discapacidad y riesgos de trastornos cardiovasculares más elevados.
Al contrario que el selenio, la coenzima Q10 es producida por el organismo, pero no por ello deja de ser vital para su buen funcionamiento. Es un potente antioxidante que es determinante para la producción de energía celular y especialmente de la famosa molécula energética, el ATP (adenosín trifosfato). Ésta ha sido muy estudiada por su papel en la salud cognitiva, la salud cardiovascular y el envejecimiento, incluso si ésta sigue estando considerada como un complemento alimenticio y no como un medicamento porque se trata de una molécula natural que no puede ser objeto de una patente farmacéutica. El organismo está en condiciones de sintetizarla, pero la producción disminuye continuamente después de la edad de 20 años, y ella misma se reduce a la mitad a la edad de 80 años (5), en el tejido muscular del corazón.
Numerosas investigaciones han mostrado que ésta puede reducir la presión sistólica y la presión diastólica sin efecto indeseable notable para dosis que van de 120 a 200 mg al día. Se considera que es una molécula perfectamente segura, incluso a muy largo plazo, debido a su presencia natural en el organismo (6).
Unos investigadores han mostrado la reacción sinérgica que hay entre el selenio y la coenzima Q10 (7). Para producir selenoproteínas funcionales, son necesarias unas cantidades suficientes de coenzima Q10, mientras que para activar las moléculas de coenzima Q10, también se necesita selenio. Las personas que viven en Europa y que son mayores de 50 años están por tanto en riesgo de deficiencias de selenio (lo que está relacionado a una mortalidad cardiovascular mayor (8)) y de deficiencias de coenzima Q10 (debido a una disminución de la producción endógena). Están privados de una potente sinergia capaz de prevenir de manera duradera la aparición de trastornos cardiovasculares.
Para prevenir los trastornos cardiovasculares, no hay nada mejor que ayudar al cuerpo a utilizar sus armas naturales de la mejor manera posible. Para ello, se puede seguir el mismo régimen de ingesta de complementos que las personas que han participado en el estudio añadiendo algunas medidas complementarias.
Estudio principal del artículo
Alehagen, Urban et al. “Still Reduced Cardiovascular Mortality 12 Years after Supplementation with Selenium and Coenzyme Q10 for Four Years: A Validation of Previous 10-Year Follow-up Results of a Prospective Randomized Double-Blind Placebo-Controlled Trial in Elderly.” Ed. Doan TM Ngo. PLoS ONE 13.4 (2018): e0193120. PMC. Web. 21 Aug. 2018.
Referencias
Un excelente complemento de coenzima Q10, el valioso compuesto que disminuye con la edad en el corazón
www.supersmart.comGratis
Gracias por su visita, antes de partir
Suscríbase al