Cada vez hay más personas que padecen las molestias de episodios recurrentes de reflujo gastroesofágico: unos trabajos recientes muestran que el 40 % de la población occidental ya está posiblemente preocupada por las regurgitaciones ácidas, las crisis de hipo y las sensaciones de acidez desagradables en el tórax que acompañan habitualmente al reflujo.
Y esta epidemia es más grave de lo que parece, ya que la pared del esófago no está en absoluto diseñada para resistir los jugos gástricos que se escapan del estómago. Dicha exposición no tarda en provocar una inflamación, que cuando se hace crónica provoca lesiones más o menos profundas del esófago (úlceras), un estrechamiento de su diámetro, incluso la sustitución de las células de la pared por células que se desarrollan normalmente en el intestino. Este gran desbarajuste (que se denomina esófago de Barrett) expone a la persona considerablemente a una forma de cáncer de esófago cuya incidencia se dispara: hoy en día éste es 6 veces más frecuente que hace 30 años, superando incluso al carcinoma epidermoide asociado al tabaco.
Un equipo de investigadores ha elaborado 4 tipos de régimen alimenticio diferentes apoyándose en los datos de la investigación y los nexos causa a efecto que pueden haberse evidenciado hasta ahora en el ámbito nutricional.
A continuación, cada una de estas dietas ha sido probada sucesivamente por 130 participantes víctimas de reflujo, durante un periodo de 2 semanas al final del cual debían precisar si sus síntomas habían disminuido (1). Los resultados son claros: con las dietas 3 y 4, la casi totalidad de los participantes han notado una clara mejora, y muchos incluso han constatado una desaparición total de los síntomas del reflujo.
La dieta 3 es un régimen mediterráneo muy bajo en glúcidos. Por tanto, excluye las frutas y las féculas como el pan, la pasta o incluso el arroz.
¿Por qué han seleccionado los autores esta dieta? Varios estudios recientes han evidenciado la relación entre el consumo de azúcares, la hiperacidez gástrica y la capacidad de un régimen bajo en glúcidos de aumentar el pH de la luz gástrica (2-5). Es probable que el consumo de glúcidos contribuya en gran medida a la estimulación de las células gástricas y a la producción de ácido clorhídrico. Por otra parte, la proporción de grasas más elevada que en la mayoría de las dietas habituales contribuye a estimular el GIP (Polipéptido inhibidor gástrico), una hormona que inhibe la secreción y la motilidad gástrica.
Dieta 3
Desayuno:
Yogurt natural (light) 125 g
20 g de almendras
1 vaso de leche semidesnatada
400 ml de agua sin gas
Tentempié : 2 yogures naturales
400 ml de agua sin gas
Comida:
Lunes: 100 g de brócoli, 200 g de pechuga de pollo, 100 gramos de berenjenas
Martes: 100 g de judías verdes, 150 g de pimientos pelados, 2 huevos
Miércoles: 200 g de calabacines, 2 latas de atún de 50 g, 150 g de hinojo
Jueves: 250 g de espinacas, 150 g de requesón
Viernes: 130 g de Bresaola (carne de ternera), 100 g de brócoli, 100 g de calabacines
Sábado: 100 g de setas, 100 g de col, 350 g de anchoas
Domingo: 100 g de gambas, 350 g de calamar
400 ml de agua sin gas
Tentempié: 1 yogurt natural, 20 g de almendras
400 ml de agua sin gas
Cena:
Lunes: 300 g de remolacha, 250 g de bacalao
Martes: 280 g de pulpo, 150 g de pimientos, 150 g de calabacín
Miércoles: 100 g de calabaza, 200 g de producto lácteo
Jueves: 200 g de pimientos verdes, 350 g de dorada
Viernes: 2 huevos, 250 g de calabacín, 1 lata de atún de 50 g
Sábado: 240 g de ternera, 200 g de espinacas
Domingo: 350 g de salmón, 100 g de espárragos, 100 g de lechuga
250 ml de agua sin gas
Dieta 4 es el equivalente a la dieta 3 a la que se añade de manera equilibrada y espaciada alimentos ácidos como zumo de limón, naranjas o tomates sin pepitas.
¿Por qué han seleccionado los investigadores esta dieta? Contrariamente a lo que se pueda pensar, los alimentos ácidos posiblemente tienen un impacto más bien positivo en la secreción de ácido gástrico. Al contrario de los alimentos básicos, éstos no proporcionan un “bienestar” inmediato a nivel sintomático, pero provocan una disminución de la secreción gástrica a largo plazo (6-7).
Mientras usted sepa por qué funcionan estas dietas, no tiene necesidad de respetarlas al pie de la letra, y más teniendo en cuenta que éstas son más bien difíciles de mantener a lo largo del tiempo. Lo más importante es aumentar su consumo de verdura fresca, reducir la proporción de glúcidos en su alimentación, no descartar los alimentos ácidos con el pretexto de que son ácidos y evitar las bebidas gaseosas.
Referencias
La combinación natural imprescindible contra el reflujo gastroesofágico
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