Unos investigadores de la Universidad de Harvard han desarrollado un nuevo enfoque para reparar las células dañadas del oído. Hasta ahora, la ciencia se daba contra un muro: en el interior del oído circula un fluido que barre permanentemente los medicamentos que se supone que actúan contra las disfunciones.
Pero hay una nueva esperanza para todos los discapacitados auditivos potenciales que somos, ya que los científicos han finalizado una molécula capaz de resistir al flujo de este líquido imitando una proteína capaz de regenerar las sinapsis, unas regiones de contacto entre dos neuronas que son indispensables para la percepción y la transmisión de sonidos. Desafortunadamente, el estudio trató sobre células animales in vitro y todavía habrá que esperar años para saber si este tratamiento puede adaptarse a las condiciones del ser vivo y al ser humano. Mientras esperamos, eso no quiere decir que usted no pueda hacer nada: hay medios de reducir los riesgos y la intensidad de la pérdida de audición futura .
Se calcula que aproximadamente el 70 % de las personas mayores de 70 años tendrán pérdidas de audición significativas a lo largo de su vida.
Esto es el resultado de unadegradación inevitable del sistema auditivo . Con el tiempo, las 30.000 células ciliadas del oído interno (las que detectan los sonidos) desaparecen de manera irreversible o fallan. El fenómeno, que está relacionado con la presbicia, aparece después de la edad de 50 años y afecta sobre todo a las frecuencias más agudas. Y con razón, las células ciliadas más sofisticadas son las que codifican este tipo de frecuencia.
No se puede hacer gran cosa para evitar su aparición, pero se puede actuar para reducir su intensidad minimizando la formación de radicales libres (1-2) . Estos radicales, capaces de alterar las células del oído, son generados por numerosos factores como el tabaco (3), el sobrepeso, la mala alimentación, los medicamentos ototóxicos, y sobre todo el ruido, ya sea crónico u ocasional. Numerosos estudios muestran que los ruidos excesivos alteran de manera irreversible y mecánica las células ciliadas de la cóclea. En relación con esto, los registros médicos del ejército americano muestran que cerca del 33 % de los militares padecieron de “pérdida de audición permanente inducida por el ruido ” (NIHL – del inglés Noise Induced Hearing Loss) a su vuelta de la primera guerra mundial.
Si el ruido es suficientemente fuerte, los radicales libres provocan la muerte de varias células y provocan una reacción de vasoconstricción (constricción de los vasos sanguíneos) en el oído, lo que contribuye a una nueva formación de radicales libres (4-7), como sucede en un infarto.
Para combatir este fenómeno, el organismo recurre a antioxidantes. Éste es capaz de sintetizarlos, pero extrae de la alimentación compuestos que ayudan a su fabricación y antioxidantes exógenos ya formados.
Esta es una de las teorías que explica laacción protectora del magnesio (8) en relación con las pérdidas auditivas, especialmente las asociadas a los ruidos (9). En el oído, éste posiblemente aumenta el nivel de producción de una potente enzima antioxidante, la superóxido dismutasa (10). Y eso no es todo, ya que posiblemente también favorece la vasodilatación, limitando así los daños infligidos a la cóclea por los radicales libres, y frena la entrada excesiva de calcio en las células, un fenómeno que se produce después de un traumatismo acústico y que provoca la muerte de las células.
Varios estudios muestran que unos antioxidantes exógenos, especialmente el betacaroteno y la vitamina C, podrían tener efectos sinérgicos con el magnesio, atenuando la peligrosidad de los radicales libres en el oído (11-15).
Si usted está expuesto(a) regularmente a ruidos importantes, le podría interesar tomar complementos de magnesio (a través de OptiMag o una fórmula multivitamínica que lo contenga, como la célebre Daily 3 (Diario 3)) o aumentar el consumo de alimentos que son los más ricos en éste: la soja, el chocolate, las frutas con cáscara (nueces de Brasil, almendras, anacardos, piñones…), el pescado y las verduras verdes (especialmente las espinacas y las alcachofas).
Si estos síntomas no han aparecido todavía, todavía hay tiempo de pensar en la prevención. Si por lo menos uno de ellos ha aparecido, entonces no debe perder ni un segundo: cuanto más espere antes de probar un audífono, más se deshabituarán sus circuitos neuronales a los ruidos complejos. Cuando finalmente acepte llevar uno, estos ruidos que escuchará de nuevo le parecerán insoportables …
Acuérdese usted también que un estudio reciente ha mostrado una relación entre la pérdida de audición asociada a la edad y un deterioro cognitivo más rápido.
Estudio principal del artículo:
Judith S. Kempfle, Kim Nguyen, Christine Hamadani, Nicholas Koen, Albert S. Edge, Boris A. Kashemirov, David H. Jung, Charles E. McKenna. Bisphosphonate-Linked TrkB Agonist: Cochlea-Targeted Delivery of a Neurotrophic Agent as a Strategy for the Treatment of Hearing Loss. Bioconjugate Chemistry, 2018; DOI: 10.1021/acs.bioconjchem.8b00022
Referencias
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