Es primavera: piense en su cura de desintoxicación

Todas las medicinas alternativas coinciden en afirmarlo: con cada cambio de estación, el organismo necesita un pequeño empujón para drenar las toxinas y los tóxicos acumulados durante la estación anterior. Duran unos diez días consecutivos habrá pues que revisar el contenido de los platos y facilitar el trabajo de los emuntorios mediante el uso de determinados complementos fitonutricionales.

La contaminación química medioambiental (aditivos alimentarios, residuos de pesticidas, productos de limpieza domésticos), una mala higiene de vida (alimentación desequilibrada, estrés, sedentarismo) o la ingestión crónica de medicamentos son grandes fuentes de desechos que someten a los emuntorios a una dura prueba y disminuyen la energía vital del organismo.

En primer lugar, es importante revisar el contenido de los platos, dando prioridad en cada comida a diversas fuentes vegetales: fruta fresca o frutos secos, verduras frescas crudas o cocidas, alimentos con cereales completos con un índice glucémico bajo, potenciando siempre durante este periodo las fuentes de proteínas de origen vegetal antes que animal, con verduras secas o soja en todas sus formas. En cuanto a las bebidas, se deberán consumir de manera abundante y sobre todo sin alcohol, sin cafeína y sin azúcares añadidos.

Junto a estas modificaciones nutricionales, es prácticamente indispensable recurrir a plantas y nutrientes para facilitar el drenaje hepático y la eliminación renal de las toxinas fuera del organismo. Hemos seleccionado las más eficaces en este periodo primaveral.

- El Desmodium adscendens
Esta planta herbácea originaria de África ecuatorial mejora de forma considerable el trabajo del hígado. Utilizada con frecuencia como complemento de tratamientos convencionales en caso de hepatitis para evitar la "ictericia", protege y regenera los hepatocitos, normalizando las tasas de gamma-GT y transaminasas (ASAT y ALAT).

- El triphala:
Este legendario complemento de la medicina ayurvédica es una mezcla en proporciones específicas de tres frutos: harada (Terminalia chebula), amla (Emblica officinalis) y behada (Terminalia belerica) dotados de propiedades astringentes que limpian delicadamente el colon y crean un entorno bioquímico favorable en el intestino, y posteriormente en todo el organismo, que ayuda a los mecanismos naturales de eliminación.

- El cardo mariano (Silybum marianum)
Esta planta de la familia de las asteráceas, prima hermana de la alcachofa, se utiliza desde la antigüedad como drenante, depurativa y sobre todo, revitalizante hepática. Se recomienda sobre todo para la prevención y el tratamiento de las cirrosis y las hepatitis, pero también para regenerar las células dañadas durante las intoxicaciones causadas por sustancias naturales o sintéticas. Sus componentes activos, los flavonoides agrupados bajo el término de silimarina, actúan directamente sobre la regeneración de los hepatocitos y la estimulación de la eliminación de las toxinas.

- El Chrysanthellum américanum
Originario de las altas planicies africanas y de América del Sur, esta planta contiene tres tipos de flavonoides. Protege las células del hígado y activa sobre todo la secreción biliar, lo que facilita la evacuación de los microcálculos. Se utiliza en general por su acción hepatoprotectora frente al alcohol y sus propiedades estimulantes en el aparato digestivo.

- El rábano negro (Raphanus sativus)
Conocido para «limpiar» el organismo gracias a diversos compuestos azufrados contenidos en su raíz, drena el hígado y activa la secreción y la eliminación de la bilis. Será por tanto un aliado ideal en este periodo primaveral.

- El extracto de hojas de alcachofa
Rico en cinarina, se utiliza tradicionalmente por sus propiedades coleréticas, es decir, que aumentan la secreción de bilis, y colagogas, ya que encamina la bilis hacia los intestinos, drenando así de manera natural las toxinas y tóxicos hacia el exterior del organismo

Otras sustancias nutricionales pueden también completar los efectos de las plantas anteriormente enumeradas:

- Las sustancias lipotropas que se fijan en las grasas y permiten su degradación en el hígado o su eliminación fuera de este. La metionina, la colina, la betaína y el inositol son protectores hepáticos que favorecen la desintoxicación al aumentar la actividad de determinadas enzimas específicas.
- La N-acetilcisteína (NAC) también es un excelente desintoxicante del hígado, al igual que la SAM-e que ayuda a la síntesis hepática del glutatión, un antioxidante esencial. De hecho, el L-glutatión reducido, gracias a la presencia de su grupo tiol, es el principal nutriente del hígado que permite neutralizar los agentes tóxicos y los contaminantes. Al transformar estos agentes en compuestos solubles, pueden eliminarse fácilmente fuera del organismo a través de la bilis o la orina.
- La curcumina permite por su parte contrarrestar la acción hepatotóxica de las sustancias xenobióticas al aumentar la capacidad de desintoxicación del hígado y los niveles de la enzima glutatión-S-transferasa y de la UDP glucuronil transferasa, importantes para las reacciones de fase II.
- El AHCC (Active Hexose Correlated Compound) mejora de manera general la desintoxicación hepática y se utiliza sobre todo para mejorar los síntomas ligados a las patologías hepáticas graves (hepatitis o cirrosis).

Eliminar las toxinas y los tóxicos liposolubles con plantas hepatoprotectoras debe ser la primera intención. Sin embargo, esto en ocasiones se revela insuficiente, sobre todo para desalojar del organismo las toxinas hidrosolubles. Por tanto, conviene recurrir igualmente a plantas con un efecto drenante-diurético como las puntas floridas de la ulmaria (Filipendula ulmaria) y las hojas de diente de león (Taraxacum officinale) que favorecen la eliminación renal de los residuos conservando el potasio en el organismo. Y para perfeccionar este proceso de desintoxicación, recurrir a la Chlorella pyrénoïdosa, un alga unicelular microscópica de agua dulce, permitirá facilitar la eliminación de tóxicos del organismo, y en particular los metales pesados, que pueden perturbar el funcionamiento óptimo de los órganos.