Nutrición: ¿cómo alimentar bien a su cerebro?

Nuestro cerebro, auténtico centro de control de nuestro sistema nervioso central, debe procesar diariamente millones de informaciones. Ante este flujo permanente de datos, este órgano vital nos permite realizar numerosas acciones, tanto manuales como intelectuales. Es lo que los científicos denominan las funciones, aptitudes o capacidades cognitivas. A menudo se distinguen cinco diferentes entre éstas: la memoria, la atención, el lenguaje, las funciones visuoespaciales y las funciones ejecutivas. Desgraciadamente, estas capacidades cognitivas se deterioran a lo largo de los años ^1,2. Para combatir este deterioro cognitivo, a menudo se recomienda hacer trabajar nuestro cerebro diariamente y alimentarlo bien. Efectivamente, varios estudios han evidenciado la estrecha relación entre nuestra alimentación y la salud de nuestro cerebro. Si adoptar una alimentación equilibrada es indispensable, optimizar algunos aportes nutricionales puede igualmente permitir actuar sobre nuestras aptitudes cognitivas y combatir el deterioro cognitivo. Descubramos una selección de nutrientes beneficiosos para nuestro cerebro, gracias a un artículo publicado en 2016 en la revista Annals of the New York Academy of Science³.

Los efectos protectores de los omega 3 para las funciones cognitivas

El interés de los omega 3 para la salud del cerebro
Los ácidos grasos omega 3, conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular, presentan asimismo un gran interés para la salud cerebral. Varios estudios han mostrado que un aporte adecuado de omega 3 estaba asociado a un efecto protector de las funciones cognitivas. Según los investigadores, los omega 3 podrían contribuir a limitar el deterioro cognitivo y la incidencia de la enfermedad de Alzheimer. Esta hipótesis está avalada por varios análisis de sangre, que muestran niveles plasmáticos y tisulares de omega 3 más bajos en sujetos que presentan una demencia que en los sujetos sanos de la misma edad.

Un aporte óptimo en omega 3 para las funciones cognitivas
Debido a los múltiples beneficios de los omega 3, unos investigadores se han interesado por la presencia de los ácidos grasos en nuestra alimentación. Si bien es conocido que los pescados son ricos en omega 3, estos ácidos grasos están esencialmente presentes en los pescados grasos como el salmón o el arenque. También están presentes en gran cantidad en las semillas de ciertas plantas como la colza, el lino o la nuez.
A pesar de éstos diferentes alimentos ricos en omega 3, estos ácidos grasos no se consumen suficientemente en varios países del globo. Una falta de omega 3 se ha constatado especialmente en numerosos americanos, al estudiar los datos procedentes del estudio nacional National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) realizado entre 2003 y 2004⁴. El análisis de este estudio ha revelado que más del 80% de los adultos interrogados presentaban unos niveles plasmáticos de omega 3 inferiores a los recomendados para una buena salud cardiovascular. Ante esta constatación, se han desarrollado unos complementos alimenticios para permitir un aporte óptimo y sacar provecho de los beneficios de los ácidos grasos para el sistema cardiovascular y el cerebro. Por ejemplo, para alimentar al cerebro, el complemento Super Omega 3 de Supersmart ha sido formulado a partir del ácido eicosapentaenóico (EPA, del inglés eicosapentaenoic acid) y del ácido docosahexaenóico (DHA, del inglés docosahexaenoic acid), dos ácidos grasos omega 3 conocidos por sus virtudes terapéuticas.

Los efectos beneficiosos de las vitaminas para el cerebro

La función esencial de las vitaminas B para el sistema nervioso
Varias vitaminas del complejo B son conocidas por sus funciones en el sistema nervioso. Entre estas moléculas, la vitamina B9, o ácido fólico, interviene como sustrato en la conversión de la homocisteína en metionina. Su función en esta reacción química contribuye a la síntesis de la s adenosilmetionina, una molécula indispensable para la metilación del ADN. Gracias a esta síntesis, la vitamina B9 permite modular la expresión de ciertos genes y prevenir la acumulación de homocisteína, un aminoácido cuya acumulación está asociada al desarrollo de trastornos cardiovasculares y cognitivos. Al intervenir en la misma vía metabólica que la vitamina B9, la vitamina B12 también es conocida por sus efectos neuroprotectores. Ésta interviene en la protección de la vaina de mielina que rodea las fibras nerviosas. A menudo menos conocida que sus compañeras, la vitamina B6 interviene también en el mantenimiento de las funciones neurológicas. Ésta es efectivamente necesaria para la síntesis de los neurotransmisores, unas moléculas que aseguran la transmisión de los mensajes nerviosos.
Si bien estas tres vitaminas B son indispensables para el sistema nervioso, se han registrado muchos casos de carencias estos últimos años. Estas situaciones de falta de vitaminas B posiblemente se deben a un aporte insuficiente y a problemas de absorción de estas moléculas. Para combatir las carencias y permitir un aporte óptimo de vitaminas B, se ofrecen ya formas altamente biodisponibles en forma de complementos alimenticios. En el catálogo de Supersmart, se encuentra por ejemplo una forma natural de vitamina B6 (Pyridoxamine (Piridoxamina) ), una forma biodisponible de vitamina B9 (SuperFolate) y una forma activa de vitamina B12 (Méthylcobalamine (Metilcobalamina) ).

La actividad desconocida de la vitamina D para las funciones neurológicas
Conocida por ser indispensable para el mantenimiento de los huesos, la vitamina D tiene en realidad de muchas más ventajas para el organismo. Efectivamente, unos estudios recientes han permitido identificar unos receptores de esta vitamina en diferentes regiones del organismo, especialmente en el sistema nervioso. Al interesarse por la función de la vitamina D en las funciones neurológicas, unos científicos han constatado que esta molécula intervendría en la expresión de neurotrofinas, unas moléculas esenciales para el desarrollo de las neuronas. Otros investigadores por su parte, han logrado evidenciar la implicación de la vitamina D en varias vías metabólicas de las células neurales. Unos estudios complementarios asimismo han permitido establecer una correlación entre una deficiencia de vitamina D y la aparición de trastornos metabólicos. Unos niveles bajos de vitamina D se han asociado a la aparición de trastornos cardiovasculares y a signos de demencias. Así pues, parece que esta vitamina desempeña una función clave para combatir el deterioro cognitivo. Así que un aporte complementario de vitamina D podría resultar beneficioso para el mantenimiento de las funciones cognitivas, especialmente en los sujetos que tienen carencia o están en riesgo de carencia como las personas mayores.

Los efectos antienvejecimiento de la vitamina E para las funciones cognitivas
Como mencionábamos en nuestro artículo sobre la importancia de la vitamina E para el organismo , esta molécula presenta numerosos efectos protectores. Éstos últimos están asociados a su poder antioxidante, que permite luchar contra los daños causados por los radicales libres y que contribuye así a oponerse al envejecimiento precoz del organismo. Debido a sus efectos antienvejecimiento, la vitamina E es actualmente objeto de varios estudios entre los cuales algunos de ellos tratan de su función en el mantenimiento de las funciones cognitivas. Aunque los datos científicos sobre este tema sean todavía limitados, varios resultados positivos ya han sido publicados. Un aporte de alfatocoferol, la forma de vitamina E más presente en el ser humano, podría especialmente permitir una ralentización del deterioro cognitivo. También se han estudiado otras formas de vitamina E, como los tocotrienoles. Un aporte de estas moléculas se ha asociado a una disminución del riesgo de deficiencia cognitiva en los sujetos mayores. Un aporte complementario de vitamina E podría así revelar ser especialmente beneficioso para combatir el deterioro cognitivo asociado a la edad. Para sacar provecho de todas las formas de vitamina E, conviene asociar la formulación Gamma E Tocopherols, que contiene las cuatro formas de tocoferoles y el extracto de annatto, que es naturalmente rico en tocotrienoles.

Así pues, mantener las funciones cognitivas pasa por una alimentación adecuada del cerebro. Conocidos por sus beneficios múltiples en el organismo, los ácidos grasos omega 3 y las vitaminas participan activamente en la nutrición del cerebro. Según varios estudios, un aporte óptimo de estos nutrientes permite preservar las funciones cognitivas y combatir el deterioro cognitivo asociado a la edad.

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> Fuentes:
1. Plassman, B.L., K.M. Langa, G.G. Fisher, et al. 2007. Prevalence of dementia in the United States: the aging, demographics, and memory study. Neuroepidemiology 29: 125–132.
2. Hebert, L.E., J. Weuve, P.A. Scherr & D.A. Evans. 2013. Alzheimer disease in the United States (2010–2050) estimated using the 2010 census. Neurology 80: 1778–1783.
3. Katherine L. Tucker, Nutrient intake, nutritional status, and cognitive function with aging, Annals of the New York Academy of Science, Volume 1367, March 2016, Pages 38–49.
4. Murphy, R.A., E.A. Yu, E.D. Ciappio, et al. 2015. Suboptimal plasma long chain n-3 concentrations are common among adults in the United States, NHANES 2003–2004. Nutrients 7: 10282–10289.