¿Intolerancias digestivas incontrolables? ¿Desequilibrio ponderal inexplicable? ¿Se trataba solo de hipersensibilidades alimentarias?

Determinados cereales, varias legumbres y productos lácteos no son tolerados de igual forma por todas las personas. ¿La causa? Determinadas proteínas aportadas por los alimentos, tanto de origen animal como vegetal, denominadas lectinas, que se unen de formas específicas a los glúcidos y pueden ser el origen de las hipersensibilidades alimentarias que se manifiestan por los siguientes problemas:

- gastrointestinales: mala digestión, gases, hinchazón, diarreas, náuseas, vómitos.
- u otros más generales: dolores de cabeza, cansancio, aumento de peso incomprensible, humor inestable y tendencia a la melancolía: apetito exagerado, bajones anímicos, dolores de cabeza, cansancio, aumento de peso incomprensible, humor inestable y tendencia a la melancolía…

Incluso aunque las lectinas no se destruyen fácilmente, ni se eliminan con las altas temperaturas, por norma general el 95% de las mismas son neutralizadas por el organismo. Sin embargo, una ínfima parte, cerca del 5%, podría no ser digerida por el estómago, atravesando así la barrera intestinal y reaccionando con los antígenos de los glóbulos rojos sanguíneos. Estos últimos se acumulan supuestamente en el órgano en el que se encuentran y afectan a los sistemas nervioso, cardiovascular, digestivo u hormonal.

Además, las lectinas podrían causar una resistencia a la leptina, la hormona que regula las reservas de grasas y sobre todo se comportarían como la insulina, es decir, estimulando supuestamente el almacenamiento a nivel de los adipocitos.
Entre las lectinas más extendidas se encuentran la gliadina, presente en el trigo, la avena, el centeno y la cebrada, y que con frecuencia está en el origen de dolores inflamatorios. Otras lectinas desequilibran la microbiota intestinal y la mayoría estimulan la producción intestinal de poliaminas nocivas (putrescina, espermidina y cadaverina) que reducen la capacidad de digestión y la utilización de las proteínas en el intestino.

Una de las pistas podría ser el grupo sanguíneo
Las células sanguíneas llevan en su superficie antígenos (glucoproteínas), específicos de cada grupo sanguíneo y que determinan la pertenencia a uno u otro grupo. Determinadas lectinas alimentarias son, de hecho, capaces de agredir a un grupo sanguíneo por su parecido con los antígenos de otro grupo.

El recurso a las sustancias naturales
Como es absolutamente imposible modificar el grupo sanguíneo personal, a veces es necesario recurrir a determinadas sustancias preventivas de primera línea, que tengan la propiedad de unirse a las lectinas y expulsarlas del organismo, lo que permite resolver un gran número de molestias diarias. Entre ellas, se encuentran las fibras solubles, sustancias sacarídicas y que permiten «nutrir al intestino» y protegerlo de la inflamación.

- El naranjo amargo (Citrus aurantium) es una fuente importante de fibras solubles, entre ellas la pectina, que aumenta la viscosidad en los intestinos y que es degradada por los microrganismos a fin de liberar los ácidos grasos de cadena corta con un beneficioso efecto prebiótico.
- El alerce americano occidental (Larix occidentalis) aporta arabinogalactanos de efecto prebiótico que permiten aliviar los síntomas de colon irritable, diverticulosis y colitis ulcerosas.
- El alginato de sodio es un derivado de algas marrones y que forma un gel que permite atrapar las lectinas y evacuarlas así del organismo.
- La N-acetilglucosamina (NAG) , un mucopolisacárido, es capaz de unirse a las lectinas del trigo.
- Dos azúcares son también muy eficaces: la fucosa, extracto del alga Fucus vesiculosus se une a levaduras y bacterias y la D-manosa que tiene la particularidad de unirse a las lectinas de la Escherichia coli para neutralizarlas y garantizar la comodidad urinaria.
- La L-glutamina por su parte, es el principal aminoácido que proporciona energía a las células de la mucosa intestina, tanto para su mantenimiento como para su reparación.
- Y por último, la curcumina, la sustancia activa de la cúrcuma, se reconoce ahora como capaz de disminuir de manera sensible la inflamación intestinal.