Retrasar el envejecimiento del cerebro gracias a las bayas rojas

La importante densidad nutricional y el alto resultado antioxidante de las bayas son, desde ahora, dos virtudes totalmente reconocidas por la comunidad científica. Estos «superfrutos» poseen de hecho unos considerables poderes antioxidantes y sus índices ORAC están entre los más altos del reino vegetal.

Estos auténticos tesoros vegetales se encuentran un poco por todas partes en el planeta: Brasil para el asaí, China para el goji, América del Norte para el arándano rojo y la aronia, la Patagonia chilena para el maqui, Perú para el camu camu, Asia tropical para el mangostán y más comúnmente en nuestras regiones se encuentran arándanos azules, frambuesas, fresas, grosellas negras, cerezas, granadas y uvas. Pero con frecuencia es complicado consumir una ración de estas bayas todos los días en nuestros platos… Y sin embargo, no se para de demostrar sus propiedades beneficiosas para el organismo.

Según un estudio reciente, publicado en los anales de neurología, el consumo de una cantidad importante de bayas rojas, y en particular de arándanos azules y de fresas, permitiría ralentizar el declive cognitivo en los mayores.
La Dra. Elizabeth Derove y sus asociados del Brigham and Women's Hospital han cribado y evaluado los datos procedentes del estudio Nurses’s Health realizado con mujeres de entre 30 y 55 años durante su inclusión en el estudio en 1976.
De este modo se han cumplimentado cuestionarios alimentarios cada cuatro años desde 1980 y se han efectuado tests sobre la función cognitiva cada dos años en más de 16 000 participantes de más de 70 años de edad entre 1995 y 2001. Los investigadores han examinado así más de cerca tanto la frecuencia del consumo de bayas como la de una treintena de flavonoides que se encuentran habitualmente en la alimentación.

Durante el periodo de seguimiento, se comprobó que las mujeres que consumían una cantidad relativamente alta de arándanos azules o de fresas alcanzaban mejores puntuaciones en los tests cognitivos, en comparación con las mujeres cuyo aporte era inferior. Y este retraso del envejecimiento cognitivo podía llegar incluso a los dos años y medio. Los aportes totales en flavonoides y en antocianidinas, una clase de flavonoides, se ha asociado igualmente a una reducción de dicho declive. En efecto, los flavonoides, y más concretamente las antocianidinas derivadas de las bayas, son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica y migrar hacia las regiones cerebrales implicadas en el aprendizaje y la memoria, como el hipocampo. Reducen de este modo el impacto de la inflamación y del estrés oxidativo sobre la función cognitiva.

Los investigadores "proporcionan la primera prueba epidemiológica de que el consumo de bayas puede ralentizar la progresión del declive cognitivo en las mujeres ancianas". Sus "resultados tienen importantes repercusiones sobre la salud pública, ya que aumentar el aporte de bayas es una modificación bastante sencilla para proteger la función cognitiva en las personas mayores".

Otros estudios científicos han subrayado igualmente que los fitonutrientes como la clorofila, los carotenoides y otros antioxidantes ayudan a proteger al organismo de los daños creados por los radicales libres. Así, a fin de completar la acción de las bayas rojas, siempre es preferible consumir, a la vez o de manera alterna, alimentos o vegetales que tengan otro color y por tanto, otras sustancias protectoras como la luteína, el licopeno o el sulforafano con las verduras verdes (espinacas, brócoli), las algas (espirulina) o los zumos de hierbas de cebada o de trigo.