Esto es lo que afirma un estudio (1) realizado recientemente en Singapur: ¡consumir más de 300 gramos de setas cocidas cada semana limita drásticamente el riesgo de aparición de un trastorno cognitivo ligero! Una relación atribuida parcialmente a laergotioneína, un antioxidante que se encuentra en abundancia en un gran número de setas comestibles.
El trastorno cognitivo ligero se manifiesta en las personas mayores a través de un deterioro limitado de ciertas facultades como la memoria, el lenguaje, el razonamiento o incluso el juicio. Una ligera pérdida, pero superior a la de un debilitamiento natural relacionado con la edad. Si bien en esta etapa este trastorno no causa pérdida de autonomía o de independencia, frecuentemente es precursor de la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Un desafío considerable, objeto de estudio de los investigadores desde hace varios años, que buscan determinar las causas de este deterioro exacerbado.
El efecto del consumo de setas ya se había señalado en un estudio anterior (2), especialmente el efecto de la ergotioneína. Este compuesto no es sintetizado naturalmente por el hombre, sino que éste lo asimila fácilmente al consumirlo, siendo las setas la fuente principal de ergotioneína en la alimentación. Sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios le convierten en una valiosa aliada en la lucha contra el envejecimiento de las células.
El primer estudio fue realizado en Singapur entre 2011 y 2017 en 633 personas de más de 60 años residentes en ese pequeño país. A fin de observar el efecto del consumo de setas, el equipo a cargo del estudio realizó un diagnóstico cuidadoso para detectar a los participantes que padecían un trastorno cognitivo ligero. Además de los test neurofisiológicos estándar, como el test de CI (coeficiente intelectual), los investigadores recogieron muchos elementos de los participantes : antecedentes médicos, hábitos alimenticios o incluso peso, estatura, tensión arterial, fuerza de agarre …
En cuanto a las setas, se estudiaron seis variedades consumidas habitualmente en esta región del mundo: el enoki, enokitake o seta de aguja de oro (Flammulina velutipes) denominándose la variante salvaje pie o tallo de terciopelo o seta de invierno), el hongo ostra de perla o de árbol (Pleurotus ostreatus), el hongo shiitake (Lentinula edodes) y el champiñón común (Agaricus bisporus), pero también las setas deshidratadas y en conserva.
Los resultados son indiscutibles : ¡un consumo de más de dos porciones de 150 gramos de setas cocidas a la semana, podría reducir el riesgo de desarrollo de un trastorno cognitivo ligero a la mitad! Los investigadores afirman que incluso un consumo mínimo podría ya tener efectos positivos sobre las funciones cognitivas .
El estudio sugiere en concreto que un déficit de ergotioneína (disponible en complément d’ergothionéine) podría ser un factor de riesgo neurodegenerativo. Así pues, un mayor consumo de este antioxidante, y por tanto de setas, tendría un efecto positivo en las aptitudes cognitivas. ¿Cuál es la próxima etapa? Los científicos están considerando realizar un ensayo clínico sobre la ergotioneína pura y otros compuestos vegetales, como algunos extractos del té, para evaluar cómo éstos retrasan el deterioro cognitivo<.
Una buena razón donde las haya para continuar comiendo setas en todas sus formas… ¡la estación del champiñón común es todo el año !
Redacción: abril 2019
Referencias
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