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03-12-2018

Llegada de los primeros grandes fríos: 9 compuestos naturales excepcionales para evitar las infecciones este invierno

infections hiver

Cada año en el mismo periodo, todo el mundo pide el mismo deseo: escapar a las infecciones del invierno y llegar a la primavera en la mejor de las formas. Para lograrlo, hay quienes no hacen nada y esperan simplemente que la suerte esté de su lado: muchos de estos acabarán por coger un resfriado o tener gripe o gastroenteritis, incluso las tres cosas. Y luego hay quienes reducen considerablemente sus probabilidades de ser víctimas de éstos confiando en estrategias naturales. No importa cuáles: las que tienen tanto una validez empírica como una verificación científica. Una buena noticia: ¡éstas son cada vez más numerosas y nunca han estado tan accesibles al gran público! Y, al contrario, los escépticos que antes se burlaban de los enfoques naturales, ahora se callan…

¿Cómo actuar desde ahora para reducir el riesgo de infección invernal?

¿Sabría usted explicar a un niño cómo se produce una infección vírica? ¿Cómo ésta evoluciona a continuación a una infección bacteriana? Mas le valdría saberlo, ya que el primer secreto para protegerse de las infecciones es conocer bien su funcionamiento .


Virus de l'hiver Varias veces al año, el cuerpo humano se da de bruces con los virus del resfriado o de la gripe, y se libra de éstos fácilmente. Pero hay veces en que este encuentro no se produce como estaba previsto. En invierno, cuando las temperaturas son muy frescas, el duelo se decanta más fácilmente a favor de los virus: es una época del año en la que las defensas inmunitarias están fragilizadas por el frío o en la que los encuentros con estos virus son más frecuentes, debido a la falta de ventilación y a una mejor supervivencia de los virus en un periodo de frío y de poco sol. ¿Cuántos virus debe encontrar el organismo antes de sucumbir? Esto depende del tipo de virus. Para la gastroenteritis, por ejemplo, de 10 a 100 partículas víricas bastan para doblegar las defensas del organismo y desencadenar la infección, pero este número varía enormemente en función del estado de su sistema inmunitario. Si las defensas inmunitarias no son óptimas, si están demasiado ocupadas persiguiendo a otro intruso o combatiendo el estrés oxidativo, los virus no tendrán mucha dificultad en contaminarle. Generalmente eligen introducirse en el organismo por las partes del cuerpo más frías como las fosas nasales, ya que éstos se multiplican idealmente a una temperatura de 33 a 35°C. En cambio, no alcanzarán los bronquios, porque la temperatura aumenta a medida que se avanza a lo largo del árbol bronquial, pero su presencia provocará la aparición de diferentes síntomas y fragilizará considerablemente las mucosas.


Es en este momento preciso cuando las bacterias patógenas entran en juego . Aprovechándose de la fragilidad de las mucosas y de la sobrecarga de las defensas inmunitarias, éstas también penetrarán en el organismo y provocarán una superinfección bacteriana que se traducirá en una sinusitis, una faringitis, una bronquitis, una otitis, o a veces incluso en una neumonía. ¡Ésa es la razón que explica por qué un resfriado puede durar a veces varias semanas! Sin esta superinfección bacteriana, los resfriados no provocarían complicaciones molestas en sí mismas.

Por tanto, para combatir las infecciones del invierno, hay que actuar a tres niveles:

  • Estimular el sistema inmunitario para aumentar al máximo el nivel de defensas del cuerpo e impedir que los virus penetren en el organismo.
  • Ayudar al sistema inmunitario en su lucha contra la multiplicación de los virus.
  • Ayudar al sistema inmunitario en su lucha contra los ataques bacterianos secundarios.

Estimular el sistema inmunitario: 5 compuestos naturales para fortalecer sus defensas

El medio más evidente de reducir el riesgo de infección causada por virus es lavarse las manos varias veces al día (después de sonarse la nariz, después de haber visitado a un enfermo, después de preparar la comida, etc.) para evitar llevarlos a sus lugares preferidos: la nariz y la garganta. Ventilar su vivienda o su lugar de trabajo, para disminuir el riesgo de encuentro con un virus, es también una buena solución, como cubrirse y proteger las extremidades (cabeza y manos) para que las defensas inmunitarias estén lo menos entumecidas posibles en estas regiones claves del cuerpo. Sin embargo, estas medidas de sentido común no son infalibles: a no ser que uno se quede en su casa, lejos del mundo exterior, es imposible evitar la confrontación en el periodo invernal. Las personas que están en contacto con la multitud, que toman transportes públicos, que trabajan con personas mayores o niños, están especialmente en riesgo de infección, ya que los encuentros con los virus son múltiples e inevitables.


Por tanto, es necesario anticipar estas confrontaciones y organizarse para que nuestro sistema inmunitario sea el más eficaz posible cuando éstas se produzcan. Esta estrategia no tiene nada de revolucionaria: era la misma de nuestros antepasados y ha perdurado durante milenios antes de que la medicina moderna, decididamente enfocada hacia el tratamiento más que la prevención, la descarte con un gesto de la mano. Hoy en día, ya no sabemos gran cosa de las verduras que nos rodean e ignoramos todo sobre sus propiedades medicinales preventivas, porque la transmisión de los conocimientos de generación en generación ha sido interrumpida. Es una pérdida inestimable, ya que esta experiencia de los sentidos, adquirida por la observación y la experimentación, es el resultado de un trabajo colectivo colosal de varios miles de años. Afortunadamente, las cosas están cambiando. La investigación científica, empujada por el aumento de las resistencias debidas a la prescripción inmoderada de antibióticos sintéticos, está reconstituyendo progresivamente el catálogo ancestral explicando a la vez – una novedad – los mecanismos de acción de las plantas que lo componen.


Aunque está lejos de ser completo, este catálogo ya constituye una base interesante en el que figuran cientos de compuestos vegetales y fúngicos, capaces de aumentar la calidad de la respuesta inmunitaria. Pero si sólo hubiera que escoger cinco, si sólo hubiera que conservar lo más selecto, he aquí ciertamente los que conservaríamos.

1) El ginseng

Panax ginseng es probablemente la planta que goza del mayor renombre en Asia. Reconocida en la medicina tradicional china por su efecto tónico general , y después por la Organización mundial de la salud, ésta contribuye indudablemente a estimular el sistema inmunitario y a combatir la fatiga física.

¿Cómo explicar su efecto inmunoestimulante? La investigación científica ha mostrado que las sustancias activas responsables de su efecto terapéutico, los ginsenósidos (1), estimulan el sistema hormonal, hacen más móviles a los defensores del sistema inmunitario y aumentan la capacidad de los macrófagos de neutralizar a los intrusos.

Los datos científicos son convincentes tanto en animales como en humanos. Unos extractos de ginseng estandarizados en ginsenósidos como Ginseng 30 %, tomados dos veces al día, han permitido disminuir muy claramente el riesgo de contraer una infección respiratoria en relación con un placebo, en un estudio independiente (2).


Consejo : el tratamiento puede durar de 2 semanas a 3 meses en función del cansancio inicial y de las sensaciones personales.

2) La vitamina C

La vitamina C es un valioso aliado para mejorar un número considerable de trastornos fisiológicos, pero ésta también puede jugar un papel preventivo respecto a las infecciones invernales. Ésta incita al sistema inmunitario a fabricar más linfocitos T que atacan y destruyen un gran número de agentes patógenos.

Su efecto inmunoestimulante es todavía más marcado en las personas debilitadas, sometidas a condiciones duras (como el frío) o agotadas por ejercicios físicos intensos. Así, un metaanálisis ha mostrado una disminución del 50 % del riesgo de contraer un resfriado en las personas que han tomado vitamina C durante un periodo de 3 a 8 semanas expuestas a un frio intenso o que se están preparando a una carrera física exigente (3).


Consejo: usted puede comenzar a tomar vitamina C a partir del otoño hasta el final del invierno, sobre todo porque las frutas y las verduras más ricas en vitamina C son raras en esta época del año.

3) Las setas, especialmente los polisacáridos que éstas contienen

Las setas representan uno de los segmentos más prometedores de la medicina natural. Contienen compuestos excepcionales cuyo potencial terapéutico no ha hecho más que empezarse a descubrir: los polisacáridos beta glucanos y alfa glucanos (4). Estas largas cadenas glucídicas indigeribles actúan como fibras solubles en el organismo y por tanto juegan un papel beneficioso para la flora intestinal y el riesgo de trastornos cardiovasculares.

Pero el dominio por excelencia de estos polisacáridos sigue siendo el sistema inmunitario . Los trabajos científicos han mostrado que éstos favorecen la maduración de las células dendríticas y contribuyen a activar efectores celulares variados, como los macrófagos, las células Natural Killer (asesinas naturales), los linfocitos T, las interleucinas -1 y los aniones superóxido, todos actores directos o indirectos de la respuesta inmunitaria (5). Por tanto, su consumo permite reforzar la calidad de los defensores y disminuir el riesgo de infecciones.


Consejo : aunque el reconocimiento y la conservación de las setas es difícil, es posible aprovecharse de una forma más sencilla de sus beneficios eligiendo complementos estandarizados en principios activos (los famosos beta glucanos).

4) La jalea real

La jalea real es una de las sustancias más ricas que se pueda encontrar en la naturaleza. No es casualidad el que ésta constituya el alimento exclusivo de las larvas destinadas a convertirse en reinas o de la propia reina cuando abandona la colonia. En medicina tradicional china, ésta está considerada como un tónico, mientras que en Europa del Este es conocida por ser un buen adaptógeno (una sustancia que aumenta la resistencia del organismo a las diversas tensiones que le afectan).


Los mecanismos de la jalea real respecto al sistema inmunitario se explican por la excepcional diversidad de los compuestos que ésta contiene. Entre éstos, hay especialmente proteínas raras sintetizadas por las glándulas de las abejas, las Major Royal Jelly Proteins (MRJP), del 10HDA (del inglés - ácido 10-hidroxidecenoico), un lípido beneficioso para la mucosa intestinal, pero también el conjunto de vitaminas del grupo B y varios minerales como el potasio, el magnesio, el calcio y el zinc (6). Estos compuestos, implicados en la optimización del sistema inmunitario, constituyen un aliado de primera para afrontar los bajones y reforzar las defensas del organismo. Por otra parte, a menudo se aconsejan curas de varias semanas al final del otoño a las personas debilitadas.

5) El zinc

El zinc es un oligoelemento, es decir que no se encuentra más que en estado de trazas en el organismo, pero tiene un impacto considerable en la respuesta inmunitaria. Interviene en más de 300 procesos enzimáticos vitales entre los cuales varios participan en los mecanismos del sistema inmunitario. Hay un problema: hoy en día, la carencia de zinc es muy corriente debido a las técnicas agrícolas modernas, al empobrecimiento de los suelos y al refinado de los cereales.

¿Han mostrado los estudios científicos que la ingesta de complementos de zinc es eficaz contra las infecciones invernales? La respuesta es sí. Una revisión sistemática publicada en 2011 ha concluido que el zinc tomado de forma preventiva reducía la probabilidad de contraer un resfriado (7). Ésta ha mostrado incluso que el zinc podía disminuir la duración y la gravedad del mismo, siempre que el zinc se administre en las 24 horas siguientes a la aparición de los primeros síntomas.


Consejo: para prevenir las infecciones invernales, más vale evitar los productos que contienen ácido cítrico o tartárico y dar preferencia a las formas orotato y gluconato. También hay que prever dos horas de intervalo entre la ingesta de complementos de zinc y la de antiácidos y antibióticos.

Proporcionar al organismo “armas naturales” para repeler a virus y bacterias

La segunda estrategia consiste en ayudar al sistema inmunitario a repeler a los virus y las bacterias gracias a compuestos de origen exógeno. Es algo así como si nosotros proporcionáramos armas suplementarias a nuestro ejército, e incluso a veces directamente tropas suplementarias, por medio de la alimentación, de los complementos o de la respiración.

El medio más sencillo de lograrlo es sin duda recurrir a los aceites esenciales .

Aceites esenciales: un medio eficaz de hacer a los virus inofensivos

Los virus son difíciles de combatir, ya que no tienen su propia maquinaria celular: desvían para su provecho las herramientas, los materiales e incluso los genes de nuestras células para reproducirse. Por tanto, no es posible utilizar armas que atacan a su metabolismo sin poner en peligro el nuestro. Por tanto, para lograr detenerlos hay que actuar con astucia .

Una de las estrategias más rentables es impedirles entrar en nuestras células y evitar así que éstos no les fuercen a fabricar su material genético y proteico, una etapa indispensable para su reproducción. Para burlar la vigilancia de nuestras células y lograr introducirse en ellas, éstos utilizan una técnica de camuflaje excepcional: el famoso caballo de Troya. Su envoltura está cubierta de una proteína familiar al organismo capaz de forzar cerraduras situadas en las membranas celulares. Cuando éstos se acoplan a estas membranas, persuaden entonces a las células de que les dejen penetrar en el citoplasma, antes de pasar realmente a la acción.


Aunque muchos aceites esenciales contribuyen a impedir esta penetración, dos aceites en particular son auténticos expertos en la materia: el aceite esencial de orégano y el aceite esencial de clavo . Gracias a sus compuestos aromáticos, éstos degradan el envoltorio del virus, aunque nuestras células ya no lo reconocen como uno de los suyos y no lo dejan entrar en el citoplasma. Otros, como el aceite esencial de tomillo (Thymus vulgaris en timol) y el aceite esencial deEucalyptus globulus, desnaturalizan las raras proteínas de la estructura de los virus, contribuyendo a la pérdida de poder de infección, pero se han descubierto muchos otros mecanismos de acción para explicar los efectos antivirales de los aceites esenciales, que actualmente ya están demostrados por miles de trabajos científicos (8-11).

Como cada compuesto aromático antivírico (los monoterpenoles, los monoterpenos, los óxidos, los fenoles, el linalol, las cetonas y los aldehídos) es diferente, su combinación garantiza una gran diversidad de acción. Por tanto, más vale utilizar una mezcla de varios aceites esenciales para multiplicar las dianas potenciales y garantizar una eficacia máxima.


Consejo : difundirlos en el aire (es el mismo mecanismo que explica por qué pasearse en el bosque tiene efectos antivirales), utilizarlos por inhalación (algunas gotas sobre una superficie seca) o por vía oral (en cápsulas si es posible).

Apostar por los antibióticos sinérgicos de origen vegetal

El segundo medio de reforzar nuestras defensas inmunitarias consiste en proporcionales compuestos naturales antibióticos , es decir, capaces de enfrentarse científicamente al metabolismo de las bacterias patógenas.

Al contrario de los antibióticos disponibles en farmacia, las sustancias contenidas en los productos naturales actúan de diferentes maneras para impedir el crecimiento de las bacterias (12). Éstas pueden inhibir la biosíntesis del ADN bacteriano, interferir en las reacciones en cadena, degradar la pared celular de las bacterias o impedir que los ribosomas fabriquen el material proteico. Las plantas han elegido sintetizar un número muy grande de moléculas antibióticas, poco activas a nivel individual, pero temibles cuando se combinan (13). En este caso también es saludable esta diversidad de acción: la variabilidad química excepcional de las moléculas producidas explica la rareza de las enfermedades en las plantas salvajes y la ausencia de resistencias en los patógenos (14).


¿Cómo beneficiarse de esta fantástica sinergia? En primer lugar, utilizando con criterio los aceites esenciales, ya mencionados anteriormente para combatir a los virus. Muchos compuestos aromáticos son capaces de perturbar gravemente la membrana de las bacterias, lo que disminuye considerablemente su potencial nocivo, pero éstos pueden también alterar su pared y reducir su producción de energía (15-16). El aceite de clavo (gracias al eugenol), el aceite de orégano (gracias al carvacrol), el aceite de árbol de té (gracias al terpiten-4-ol), el aceite de menta pimentada (gracias a la carvona) y el aceite de canela (gracias al cinamaldehído) figuran entre los más potentes en este ámbito. Además, es posible extraerlos de los productos vegetales o los productos naturales elaborados a partir de materias primas vegetales. En este pequeño juego, tres pretendientes están a la cabeza de la carrera.

7) Extracto de agracejo (Berberis vulgaris)

El agracejo goza de una utilización tradicional milenaria: se han encontrado en tabletas de arcilla de la biblioteca personal del emperador asirio Asurbanipal, con fecha del año 650 antes de J.C., las pruebas de su utilización para tratar infecciones variadas.

Esta gran popularidad ha sido explicada científicamente estos últimos años: el agracejo contiene berberina, un potente alcaloide que tiene como diana el ADN celular de las bacterias (17). Pero lo que hace que el agracejo sea fuera de lo corriente, es que produce a la vez un flavonolignano (el 5-MHC - 5-Metoxihidrocarpina) Complejo principal de histocompatibilidad) que bloquea las bombas bacterianas encargadas de expulsar a la berberina fuera de la célula. ¡De esta manera, la berberina se acumula en las células bacterianas y su poder antibacteriano está multiplicado por un factor 16 (18)!


Consejo : para beneficiarse de las propiedades inmensas del agracejo, hay que procurar seleccionar complementos naturales de agracejo estandarizados en berberina.

8) La miel

La medicina tradicional utiliza la miel desde hace milenios y una vez más, esto no es casualidad. Hoy en día se sabe que ésta frena el crecimiento de las bacterias gracias a sustancias de origen vegetal, los flavonoides y las inhibinas no peróxidos, pero también gracias a las enzimas secretadas por la glándula hipofaríngea de las abejas que producen inhibinas antibióticas (19) en la miel. Ciertos hospitales están tan convencidos que ya la utilizan para la cicatrización de las heridas de los pacientes.


Consejo : si usted desea utilizarla, disuélvala en una bebida no demasiado caliente, idealmente a una temperatura de consumo, ya que el calor destruye las sustancias antibióticas. Procure también consumir su miel rápidamente y protegida de la luz, por las mismas razones.

9) El propóleo

Al igual que la miel, el propóleo es explotado por el ser humano desde hace milenios. Con una composición de una increíble riqueza biológica, éste forma parte de las producciones más sorprendentes de la naturaleza. Es una especie de argamasa producido por las abajas para hacer el interior de la colmena más resistente a las invasiones microbianas y fúngicas.

Los efectos antibióticos del propóleo, validados científicamente, se deben a varios compuestos excepcionales: la galangina, el kaempferol, el ácido cinámico y la artepilina C. Estos actúan directamente en los microorganismos inhibiendo la división celular y perturbando el proceso de adhesión.


Consejo : hay muchos tipos de propóleo, pero los más interesantes desde el punto de vista nutricional son los que han sido producidos en los ecosistemas más ricos y los más salvajes, como el propóleo verde de Brasil.



Usted lo ha comprendido, soluciones naturales para reducir al máximo el riesgo de infección invernal hay muchas. Si entre los nueve trucos propuestos usted decide sólo elegir tres este invierno, ya habrá puesto muchas probabilidades a su favor. Nosotros las hemos resumido aquí para usted:

  1. El ginseng (en infusión o en complemento).
  2. La vitamina C (en complemento).
  3. Los polisacáridos de las setas (en complemento).
  4. La jalea real (en frasco o en complemento).
  5. El zinc (en complemento).
  6. Los aceites esenciales (en difusión, en inhalación o en complemento).
  7. El agracejo (en complemento).
  8. La miel (fresca, en frasco)
  9. El propóleo (en extracto seco o en complemento).

Y para maximizar sus efectos, he aquí cinco consejos suplementarios que debería aplicar durante su cura invernal:

  • Aumente su consumo de frutas y verduras para maximizar los aportes de antioxidantes exógenos . Estos últimos, al contribuir a reducir el estrés oxidativo, “darán un respiro” a las defensas inmunitarias.
  • No se acerque demasiado a una persona infectada: los virus viajan sobre todo a través de las microgotitas proyectadas en el aire por la tos y los estornudos.
  • Cuide su sueño : una noche de 7 horas es lo mínimo para asegurar un sistema inmunitario eficaz.
  • Evite los productos químicos de limpieza doméstica, el humo de cigarrillo e intente consumir lo menos posible frutas y verduras vaporizadas con insecticidas . La exposición a estos productos perjudica al sistema inmunitario.
  • Como la mala alimentación es la causa más común de debilidad inmunitaria, se recomienda ser más vigilante a la llegada del invierno, es decir, considerar tomar un complemento multivitamínico . Las deficiencias en ciertos micronutrientes (selenio, cobre, vitamina E, vitamina A, etc.), incluso cuando éstas sean ligeras, tienen una influencia importante en la respuesta inmunitaria.

Referencias

  1. Hasegawa H. Proof of the mysterious efficacy of ginseng: basic and clinical trials: metabolic activation of ginsenoside: deglycosylation by intestinal bacteria and esterification with fatty acid. J Pharmacol Sci. 2004;95:153–157
  2. Scaglione F, Cattaneo G, et al. Efficacy and safety of the standardised Ginseng extract G115 for potentiating vaccination against the influenza syndrome and protection against the common cold [corrected]Drugs Exp Clin Res 1996;22(2):65-72.
  3. Heimer KA, Hart AM, et al. Examining the evidence for the use of vitamin C in the prophylaxis and treatment of the common cold. J Am Acad Nurse Pract. 2009 May;21(5):295-300.
  4. Masuda Y, Ito K, Konishi M, Nanba H. A polysaccharide extracted from Grifola frondosa enhances the anti-tumor activity of bone marrow-derived dendritic cell-based immunotherapy against murine colon cancer. Cancer Immunol Immunother. 2010 Oct;59(10):1531-41.
  5. Adachi K, Nanba H, Kuroda H. Potentiation of host-mediated antitumor activity in mice by beta glucan obtained from Grifola frondosa (maitake). Chem Pharm Bull 1987;35:262-70.
  6. Ramadan MF, AlSGhamdi A. Bioactive compounds and healthS promoting properties of royal jelly: A review. J FunctFoods.2012 Jan;4(1):39–52.
  7. Singh M, Das RR. Zinc for the common cold. Cochrane Database Syst Rev. 2011 Feb
  8. Schnitzler, P., K. Scho¨n, and Reichling. J. (2001). Antiviral activity of Australian Tae tree oil and Eucalyptus oil against herpes simplex virus in cell culture. Pharmazie, 56: 343–347.
  9. Koch C, Reichling J, Schneele J and Schnitzler P:(2008). Inhibitory effect of essential oils against herpes simplex virus type 2. Phytomedicine, 15: 71–78.
  10. Astani A., Jürgen Reichling and Paul Schnitzler (2011). Screening for Antiviral Activities of Isolated Compounds from Essential Oils Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine. 8 pages.
  11. Schuhmacher A, Reichling J and Schnitzler P. (2003). Virucidal effect of peppermint oil on the enveloped viruses herpes simplex virus type 1 and type 2 in vitro. Phytomedicine, 10: 504–510.
  12. Prescott LM, Harley JP, Klein DA (1995) Microbiologie. De Boeck ed. p 1014
  13. Jones JDG, Dangl JL (2006) The plant immune system. Nature. 444: 323-329
  14. Murphy Cowan M (1999) Plants as antimicrobial agents. Clin. Microbiol. Rev. 12: 564-582
  15. Kalemba D, Kunicka A (2003) Antibacterial and antifungal properties of essential oils. Curr. Med. Chem. 10: 813-829
  16. Burt S (2004) Essential oils: their antibacterial properties and potential applications in foods  a review. Int. J. Food Microbiol. 94: 223-253
  17. Stermitz FR, Tawara-Matsuda J, Lorenz P, Mueller P,Zenewicz L, Lewis K (2000b) 5’-Methoxyhydnocarpin-D and pheophorbide A: Berberis species components that potentiate berberine growth inhibition of resistant Staphylococcus aureus. J. Nat. Prod.63: 1146-1149
  18. Stermitz FR, Beeson TD, Mueller PJ, Hsiang J, Lewis K(2001) Staphylococcus aureusMDR efflux pump inhibitors from a Berberisand a Mahonia(sensu strictu) species. Biochem. Syst. Ecol.29: 793-798
  19. Bogdanov S., Blumer P. (2001), Propriétés antiobitiques naturelles du miel. RSA 98 (3) 107-114
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