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17-05-2016

Nutra sus neuronas antes de que degeneren

¿Le ha ocurrido no recordar dónde ha dejado las llaves? ¿Que no recuerda el título de la película que vio el día anterior o el nombre de la persona que le han presentado hace poco?

Es muy molesto, pero para la mayoría de nosotros, estos pequeños olvidos son puntuales y para nada inquietantes.

Sin embargo, para algunas personas estos olvidos, si son recurrentes, pueden ser los signos precursores de enfermedades degenerativas relacionadas con el envejecimiento (Alzheimer, Parkinson, demencia senil…).

Sin embargo, el envejecimiento cerebral no es una fatalidad si se actúa de forma temprana. Ciertas sustancias naturales, en particular la fosfatidilserina, un fosfolípido presente en gran cantidad en el cerebro, permiten frenar e incluso invertir este fenómeno.

Reconozca los primeros signos de envejecimiento cerebral

El cerebro está forma por cerca de 85.000 millones de neuronas. Estas células nerviosas se comunican entre sí gracias a neurotransmisores como la acetilcolina que desempeñan un importante papel en el funcionamiento de la memoria. Permite retener una información y recuperarla cuando se necesita.

La erosión de las capacidades mnémicas es el resultado de diferentes fenómenos ligados al envejecimiento. Con la edad el organismo, incluso con buena salud, fabrica menos acetilcolina. Los vasos que irrigan el cerebro se estrechan y se endurecen, y al tener menos sangre y menos oxígeno, las neuronas ya no pueden sintetizar y liberar los neurotransmisores tan bien como deberían. Por último, el envejecimiento reduce nuestra capacidad de asimilación de ciertos nutrientes que participan en el buen funcionamiento del cerebro.

Los signos de deterioro de las capacidades cognitivas son con frecuencia difíciles de identificar cuando alguien se encuentra en los primeros estadios del proceso de envejecimiento cerebral. Con frecuencia habrá que confiar en lo que nos dice nuestro entorno cercano para poder darnos cuenta de que quizá existe un problema.

Entre los primeros signos que deben causar alarma, hay que recordar especialmente:
    • la reducción de la atención (como si la persona afectada estuviera en ocasiones «ausente»),
    • fallos de memoria frecuentes (olvido de nombres propios, palabras habituales),
    • un descenso en la capacidad de razonamiento,
    • o incluso una fuerte tendencia depresiva y de ensimismamiento (descenso de la motivación o de placer de hacer las cosas, alteraciones del humor, falta de sociabilidad).
Estos signos no deben tomarse a la ligera, ya que a menudo están presentes en la primera fase "silenciosa" de las demencias seniles y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. De hecho, entre un 10 y un 15% de los pacientes que presentan un deterioro cognitivo en la evaluación, padecerán la enfermedad de Alzheimer al cabo de un año y pasarán a ser cerca del 80% entre cinco y diez años después de la evaluación inicial. (1)

En la mayoría de casos, los signos de deterioro se vuelven claramente perceptibles a partir de los 65 años. Pero en ocasiones pueden aparecer mucho antes, en torno a la cuarentena, incluso antes, como atestiguan determinados estudios. (2)

La detección temprana de estos problemas constituye por tanto un desafío sanitario importante, puesto que se sabe que hay que actuar lo antes posible para invertir el proceso de degeneración cognitiva y de pérdida de memoria.

Estas detecciones están sin embargo lejos de ser sistemáticas para las personas de más de 60 años y son prácticamente inexistentes para las personas más jóvenes.

Invertir el paso del tiempo gracias a la fosfatidilserina

Los estudios realizados para encontrar soluciones al envejecimiento cerebral han permitido especialmente identificar el importante papel de la fosfatidilserina en el funcionamiento de nuestro cerebro. Este fosfolípido presente en todas las células se encuentra en una concentración elevada en las membranas celulares del cerebro.

Las anomalías de las membranas celulares de las neuronas serían una de las principales causas de problemas de la memoria relacionados con el envejecimiento. Según esta hipótesis, la administración de fosfatidilserina podría permitir recuperar la integridad de las membranas neuronales. En concreto, la acción de la fosfatidilserina en el cerebro consiste en mejorar la velocidad de transmisión de la transmisión nerviosa y reequilibrar los niveles de determinados neurotransmisores, entre ellos la acetilcolina. Así, la fosfatidilserina permite supuestamente combatir los efectos del envejecimiento sobre las membranas celulares del cerebro.

En nuestra alimentación, el cerebro de los mamíferos constituye la única fuente de fosfatidilserina directamente biodisponible. Se calcula que el aporte alimentario de fosfolípidos se situaba antes entre los 4 y los 6 gramos al día, pero ha disminuido a la mitad, porque ya casi no consumimos el cerebro ni los despojos, ricos en fosfolípidos.

Además, la síntesis de la fosfatidilserina por nuestro organismo es compleja y exige un importante gasto energético que puede ser difícil de proporcionar en caso de enfermedad o envejecimiento. Por eso se recomienda un aporte exterior en forma de complemento para prevenir y combatir todas las formas de deterioro cognitivo relacionadas con el envejecimiento.

Desde los años 870, en Francia, Italia, Portugal y Escandinavia, se administran extractos de cerebro de animales ricos en fosfatidilserina a personas ancianas para combatir diferentes formas de demencia, la pérdida de memoria y la depresión.

Los estudios científicos de alta calidad metodológica han resaltado el incontestable interés de este aporte complementario para la optimización del funcionamiento cognitivo:
    • En 1993, un ensayo clínico realizado en 425 personas ancianas con un grave deterioro cognitivo demostró que la administración de 300 mg al día de fosfatidilserina durante seis meses mejoraba su rendimiento cognitivo. (3)
    • Una serie de ensayos clínicos efectuados durante varios años en cerca de unos 500 pacientes afectados de enfermedad de Alzheimer u otra forma de demencia senil ha ofrecido resultados parecidos. (4)
    • Un ensayo a doble ciego con placebo en 149 personas ancianas que padecen pérdidas de memoria indica que la administración de 100 mg de fosfatidilserina, tres veces al día durante tres meses, puede mejorar los resultados obtenidos en los tests neuropsicológicos. (5)
    • Un estudio preliminar a doble ciego con placebo en diez mujeres ancianas que padecían depresión nerviosa mostró que la administración diaria durante 30 días de 300 mg de un extracto de fosfolípido cerebrales atenuaba la intensidad de los síntomas de la depresión y mejorar además el rendimiento cognitivo de las participantes. (6)
Según el Dr. T. Crook, de la «Memory Assessment Clinic» en Estados Unidos, autor de un importante estudio multicéntrico en los pacientes ancianos, la fosfatidilserina demostró su potencial para rejuvenecer en más de una década «el reloj cognitivo» de los pacientes que padecen problemas neurodegenerativos graves. (7)

Determinados investigadores sugieren igualmente que un aporte complementario preventivo desde los 40 años, e incluso antes, sería todavía más beneficioso, puesto que es generalmente a esta edad cuando se desencadena el proceso de deterioro cognitivo.

Consejos para elegir el complemento nutricional de fosfatidilserina

Los primeros estudios sobre los efectos de la fosfatidilserina trataban sobre su versión de origen animal. Esta forma se abandonó después para evitar los riesgos bacterianos en favor de los productos a base de soja, cuyos resultados son igualmente prometedores:
    • En el año 2000, investigadores israelíes llevaron a cabo un estudio en 30 pacientes. Tras haber seguida un protocolo de tratamiento de 300 mg al día de fosfatidilserina vegetal durante 12 semanas, los investigadores notificaron una mejora significativa de las capacidades cognitivas y la memoria en los pacientes tratados. (8)
    • En 2010, un estudio japonés realizado a doble ciego con placebo en 78 personas ancianas que padecen problemas de memoria mostró igualmente la repercusión beneficiosa de un aporte complementario de 100 a 300 mg de fosfatidilserina de soja durante seis meses. (9)
Todos los estudios realizados han demostrado que la fosfatidilserina no tiene peligros ni efectos secundarios. Sin embargo, como con numerosos nutrientes que actúan sobre el cerebro, se aconseja tomarla por la mañana para evitar problemas de sueño.

Por lo general, el protocolo recomendado por los terapeutas es una cura de 300 mg de fosfatidilserina pura durante un mes, seguida de una dosis de mantenimiento de 100 mg al día entre 3 y 5 meses (incluso de manera indefinida en caso de problemas cognitivos o de la memoria comprobados). Lo que corresponde a 4 píldoras de este producto (240 cápsulas).

Para las personas que padecen depresión invernal, enfermedad de Alzheimer o Parkinson, determinados terapeutas prescriben protocolos de 300 a 500 mg al día sin limitación de la duración.

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Fuentes:

1) Mild Cognitive Impairment as a Target for Drug Development, Steven H. Ferris, Ph.D. Silberstein Aging and Dementia Research Center, New York University School of Medicine.

(2) British Medical Journal, « Timing of onset of cognitive decline: results from Whitehall II prospective cohort study, Archana Singh-Manoux, 2012. Neurobiology of Aging, Volumen 30, Número 4 , Páginas 507-514, Abril 2009.

(3) Cenacchi T, Bertoldin T, et al. Cognitive decline in the elderly: a double-blind, placebo-controlled multicenter study on efficacy of phosphatidylserine administration.Aging (Milano). 1993 Apr;5(2):123-33.

(4) Heiss WD, Kessler J, et al. Long-term effects of phosphatidylserine, pyritinol, and cognitive training in Alzheimer's disease. A neuropsychological, EEG, and PET investigation.Dementia. 1994 Mar-Apr;5(2):88-98. Delwaide PJ, Gyselynck-Mambourg AM, et al. Double-blind randomized controlled study of phosphatidylserine in senile demented patients.Acta Neurol Scand. 1986 Feb;73(2):136-40.

(5) Crook TH, Tinklenberg J, et al. Effects of phosphatidylserine in age-associated memory impairment.Neurology. 1991 May;41(5):644-9.

(6) Maggioni M, Picotti GB, et al. Effects of phosphatidylserine therapy in geriatric patients with depressive disorders.Acta Psychiatr Scand. 1990 Mar;81(3):265-70.

(7) T.H. Crook. Treatment of Age-Related Cognitive Decline: Effects of Phosphatidylserine in Anti-Aging Medical Therapeutics, Vol II, edited by R.M. Klatz, Health Quest Publications, Chicago,1998:20-29. T.H. Crook, J. Tinklenberg, J. Yesavage, W. Petrie, M.G. Nunzi, D.C. Massari. Effects of phosphatidylserine in ageassociated memory impairment. Neurology. 1991;41:644-649.

(8) Schreiber S, Kampf-Sherf O, et al. An open trial of plant-source derived phosphatydilserine for treatment of age-related cognitive decline. Isr J Psychiatry Relat Sci. 2000;37(4):302-7.

(9) Kato-Kataoka A, Sakai M, Ebina R, Nonaka C, Asano T, Miyamori T.Soybean-derived phosphatidylserine improves memory function of the elderly Japanese subjects with memory complaints. J Clin Biochem Nutr 2010, 47: 246-55.
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