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27-06-2018

3 soluciones eficaces para reducir su riesgo de ictus o accidente cerebrovascular (ACV)

AVC Si uno de sus allegados ya ha padecido un ictus o accidente cerebrovascular (ACV), entonces usted ya sabe que es probablemente uno de los peores accidentes que pueden pasarle en la vida. Solamente una persona de cada diez recupera íntegramente sus capacidades físicas y mentales: los demás tienen secuelas incapacitantes de por vida y cerca de un 40 % mueren de éste en los meses siguientes.

Lo más duro, es que nada hace presagiar este drama. El proceso es brutal. Imprevisible. Un buen día, una placa de carácter graso se desprende de la pared de un vaso sanguíneo y se deja llevar por la corriente del flujo sanguíneo. Ésta prosigue su camino tranquilamente hasta que se encuentra finalmente atascada por la constricción de la arteria. Es en este momento cuando todo cambia dramáticamente: la obstrucción del vaso sanguíneo por la placa interrumpirá bruscamente la circulación sanguínea y privará de oxígeno a las miles de células nerviosas que dependían literalmente de esta arteria para sobrevivir.

Si no se hace nada en las horas que vienen, las neuronas morirán asfixiadas, suprimiendo secciones enteras de circuitos neuronales responsables de funciones complejas como la sensibilidad táctil, la elocución, el equilibrio… Si los daños no son demasiado importantes y la víctima es todavía joven, los circuitos neuronales podrán ser reconstruidos gracias a la plasticidad neuronal, pero se necesitará tiempo. En el caso contrario, el más frecuente, nada será ya lo mismo .


ACV

Las consecuencias de este ictus hielan la sangre y no es de sorprender que la mayoría de las personas no quieran oír hablar de ello: éstas esperan secreta y silenciosamente que no les toque a ellas. Pero al negarse a ver la realidad de frente, se exponen a un riesgo suplementario inútil y peligroso . Los ictus no atacan “a ciegas”: unos estudios han mostrado que unas simples medidas alimenticias permiten disminuir el riesgo en un 80 %.

¿Sabe usted realmente qué representa una disminución del riesgo de un 80 %?

Imagínese que usted va a sacar una carta al azar en una baraja de 100 cartas que contiene una carta negra y 99 cartas blancas. Estará de acuerdo conmigo en que la probabilidad de que usted saque esta carta es bastante baja (1 %).

Imagínese ahora que usted tuviese que repetir esta misma elección al azar todos los años durante 30 años. Usted estaría expuesto(a) a un riesgo bajo, pero repetido en el tiempo, aunque al final de los 30 años, usted tendría 3 probabilidades de 10 de haber topado como mínimo una vez con la carta negra.


Si ahora se aumenta el riesgo de elegir al azar la carta negra en un 80 % durante una única vez, el riesgo sigue pareciendo igual de bajo: menos de 2 probabilidades de 100 de sacarla (1,8 %). Sin embargo, a largo plazo, esta diferencia se hace enorme : usted tendrá ahora cerca de 5 probabilidades de 10 de haber sacado la carta negra un día a lo largo de 30 años.


ACV

Esto es exactamente lo que pasa con el ictus. Los factores que aumentan o disminuyen el riesgo de ser afectado por un ictus modifican muy poco el riesgo a corto plazo, y uno puede tener tendencia a decir que esto no cambia mucho, que los esfuerzos son demasiado elevados en relación con los resultados y en relación con la parte de azar que permanece.

Pero en realidad, a largo plazo, estos factores tienen una influencia enorme.


Se calcula que tenemos alrededor de un 20% de probabilidad de ser víctima un día de un ictus en nuestra vida.

Pero esta estadística es una media: a largo plazo, los factores de riesgo pueden hacer variar enormemente esta “verdad” final. Y mientras que algunas personas en realidad no tienen más que un 10 % de probabilidad de ser víctimas (gracias a la disminución de los factores de riesgo), otras pueden alcanzar fácilmente el 60 % si acumulan comportamientos de riesgo (consumo elevado de sal, inactividad física...).

Además, al contrario del ejemplo del juego de cartas, las probabilidades de tener un ictus aumentan con las tiradas de cartas: así pues, se sabe que después de los 55 años, el riesgo de ictus se duplica con cada década (1), que la diabetes de tipo 2 multiplica el riesgo de 200 a 600 % (2) o incluso que la hipertensión multiplica el riesgo en un 1.000 % (3) ...

Los 3 factores alimenticios que reducen el riesgo

Hay muchos factores de riesgo de ictus que usted ya conoce, como la inactividad física, la hipertensión arterial o la diabetes de tipo 2. Pero ¡qué hay de los factores que influyen positivamente en el riesgo?

Hay al menos 3 que son fáciles de integrar y que presentan, además, un máximo interés para muchas otras patologías.

Unos investigadores han revisado cerca de 400 estudios publicados en estos últimos 30 años para identificar el tipo de alimentación que contribuye de la mejor manera a prevenir los ictus (4). De esta revisión se desprenden 3 medidas principales que permiten disminuir como mínimo en un 80 % el riesgo de ictus.

1) Aportes elevados de potasio

Es ciertamente la medida principal que hay que adoptar para combatir el ictus.

En 2017, unos investigadores de la Universidad de Birmingham mostraron por primera vez cómo pocos aportes de potasio favorecían la rigidez de las arterias y sobre todo cómo una elevación de dichos aportes permitía combatir el fenómeno de calcificación (5).

El potasio se encuentra en prácticamente todas las frutas y verduras, y desgraciadamente, el descenso dramático del consumo de estos alimentos explica sin duda el avance fulgurante de los ictus … Mientras que las necesidades de potasio se estiman en 4.700 mg al día, los aportes posiblemente alcanzan los 2.300 mg en las mujeres y los 3.100 mg en los hombres (6) en nuestras sociedades occidentales.


Alimentos ricos en potasio : el conjunto de frutas, verduras y leguminosas, y especialmente las judías blancas, las calabazas, las espinacas y los plátanos.

El complemento de potasio: Bicarbonato potásico (reconocido oficialmente por optimizar y mantener la tensión arterial (7))

2) Una alimentación rica en magnesio

Ésta es la segunda constatación de los investigadores que han efectuado el metaanálisis: las personas con un consumo de magnesio más elevado tienen menor riesgo de padecer un ictus.

Éste es un mineral esencial para el buen funcionamiento del organismo humano y vital para la función cardiaca: participa directamente en el metabolismo de los lípidos e interviene en la tensión arterial, dos de los mecanismos implicados en el ictus. Su acción dilatadora en los vasos sanguíneos posiblemente es la más decisiva en la reducción del riesgo.


Alimentos ricos en potasio : en general, las leguminosas, las semillas y las nueces, y particularmente las judías de soja, las almendras, las espinacas y el chocolate.

Complementos de magnesio : OptiMag (que contiene 8 formas de magnesio diferentes) que hay que tomar durante las comidas.

3) Complementos de vitamina B9

Un metaanálisis más reciente y específicamente dedicado a los trastornos cardiovasculares ha mostrado que los complementos de vitamina B9 (que también se denominan folatos) reducían el riesgo de ictus en alrededor de un 20 a un 70 %.

Esto no es realmente una sorpresa: los complementos de vitamina B9 (folato) como SuperFolate (Super Folato) ya habían sido oficialmente reconocidos por su optimización de la formación de las células sanguíneas (8). También se encuentran en la carne y las verduras, pero la cocción, las conservas y la congelación disminuyen drásticamente su contenido.


Referencias

  1. Rothwell PM, Coull AJ, Silver LE, et al. Population-based study of event-rate, incidence, case fatality, and mortality for all acute vascular events in all arterial territories (Oxford vascular study). Lancet 2005; 366 : 1773–83.
  2. Stegmayr B, Asplund K. Diabetes as a risk factor for stroke. Diabetologia 1995; 38 : 1061–8.
  3. Sacco RL, Wolf PA, Gorelick PB. Risk factors and their management for stroke prevention: outlook for 1999 and beyond. Neurology 1999; 53 : S15–24.
  4. Ding EL, Mozaffarian D. Optimal dietary habits for the prevention of stroke. Semin Neurol. 2006 Feb;26(1):11-23. Review.
  5. Yong Sun, Chang Hyun Byon, Youfeng Yang, Wayne E. Bradley, Louis J. Dell’Italia, Paul W. Sanders, Anupam Agarwal, Hui Wu, Yabing Chen. Dietary potassium regulates vascular calcification and arterial stiffness. JCI Insight, 2017; 2 (19) DOI: 10.1172/jci.insight.94920
  6. Hajjar IM, Grim CE, et al. Impact of diet on blood pressure and age-related changes in blood pressure in the US population: analysis of NHANES III. Arch Intern Med. 2001;161(4):589-593.
  7. EFSA Opinion 2010;8(2):1469
  8. EFSA Opinion 2009;7(9):1213
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