¿Qué órgano es el más maltratado por nuestro modo de vida moderno? ¿Cuál es el que padece más contaminantes, pesticidas, aditivos, toxinas y azúcares a los que nos enfrentamos todos los días?
Usted ya lo ha adivinado: es el hígado. Como éste es directamente responsable de la degradación de las sustancias tóxicas del organismo, éste es el que está en primera línea.
Y hoy en día, su increíble capacidad de regenerarse ya no es suficiente para mantenerle en buena salud. Más del 30 % de los occidentales padecen patologías del hígado y todo indica que la epidemia no ha hecho más que comenzar (1). El problema es que, sin un hígado saludable, el organismo no puede funcionar correctamente.
Esto es algo que usted ya ha notado, ya que cada vez son más numerosos los que quieren “limpiarlo” regularmente. Y desafortunadamente, eso no ha escapado tampoco a los vendedores de sueños: se encuentra un número incalculable de productos naturales en el mercado de la desintoxicación, la mayoría del tiempo sin la menor explicación científica de los efectos alegados, ya sea porque no la conocen, o porque se le cree a usted incapaz de comprenderla.
Sin embargo, los mecanismos científicos que entran en juego en una limpieza de hígado son muy accesibles, y vamos a probárselo.
Usted tiene sin duda la imagen del hígado que batalla a lo largo del día contra miles de toxinas diferentes. Es una imagen bastante justa pero oculta el papel devastador de una molécula muy precisa, que durante mucho tiempo ha mantenido una buena imagen en el público en general: la fructosa .
La fructosa es un glúcido presente naturalmente en las frutas: se distingue de la glucosa que se encuentra en todos los tipos de plantas. Hasta muy recientemente, nuestro consumo de fructosa era relativamente bajo, pero el descubrimiento del azúcar moderno (una asociación de glucosa y de fructosa) y la conversión industrial de glucosa en fructosa (abundantemente utilizada por la industria agroalimenticia) han inundado nuestros organismos con esta molécula muy edulcorante.
Ahora bien, actualmente se sabe que la fructosa sólo la utiliza el hígado y que su absorción no pasa ningún control (2). Esto es todo lo contrario de la glucosa, utilizada por todas las células y cuyos excesos están atenuados por la insulina.
Esta absorción ilimitada tiene consecuencias trágicas para el hígado . La verdad, éste se ve rápidamente sobrepasado por este tipo de glúcido que está lejos de ser indispensable para el organismo, y debe decidirse a almacenarla en forma de células grasas (lipogénesis). Al hacer esto, éste secreta a la vez VLDL (del inglés Very low density lipoproteins – proteínas de muy baja densidad), unas moléculas grandes que transportan las grasas y que se transforman en la sangre en “mal colesterol” (3).
Con el tiempo, el hígado se satura de grasas, hasta el punto de provocar una inflamación crónica y de perturbar su funcionamiento.
En el hígado, la reacción inflamatoria es una especie de alerta. Ésta indica al organismo que algo se ha dañado y que hay que reaccionar lo más rápido posible, con el fin de sustituir los elementos degradados por nuevos componentes: ésta es la conocida capacidad de regeneración del hígado.
Pero si los elementos perturbadores persisten, por ejemplo, en caso de alcoholismo o de exceso de fructosa a largo plazo, la inflamación se hace crónica: el organismo ya no deja de sintetizar nuevos componentes para sustituir a las células dañadas. Es un auténtico problema, porque la fabricación es más rápida que la degradación: los componentes celulares acaban inevitablemente por acumularse entre las células, reduciendo los intercambios y aislando poco a poco las células unas de otras. Este fenómeno se denomina fibrosis hepática. Es un fenómeno irreversible especialmente destructor. Ésta disminuye la capacidad del hígado para deshacerse de las toxinas y expone las células del hígado a sustancias oxidantes que agravan el fenómeno.
Así pues, para reestablecer la plena integridad del hígado y detener el fenómeno, es posible actuar en varias etapas que acabamos de describir:
Estas etapas constituyen precisamente los mecanismos de acción de los 5 productos naturales que hemos seleccionado.
Es probablemente el mejor producto natural para “limpiar” su hígado. El extracto de cardo mariano o silimarina (Silybum marianum) goza de una excelente reputación y su utilización a largo plazo está considerada como totalmente segura (4).
Se le atribuyen 3 mecanismos de acción principales (5):
Todos estos efectos resultan de una serie compleja de señales intracelulares. Si usted quiere beneficiarse de los complementos de silimarina, asegúrese de que éstos contengan un mínimo de un 30 % de silibina como es el caso de Silyplus: se trata del principio activo más importante.
No es especialmente conocida por mejorar los problemas de hígado y sin embargo los hechos están ahí (8-9). Su mecanismo principal se basa en la inhibición de la inflamación del hígado y en su contribución al sistema antioxidante (10-11).
Ésta disminuye los niveles de varias moléculas que propagan la inflamación (se habla de citocinas proinflamatorias) como el factor TNF-α (del inglés Tumour Necrosis Factor Alpha – Factor de necrosis tumoral alfa) y la interleucina-1, pero también las quimiocinas, o las proteínas de fase aguda producida por el hígado como la Proteína C reactiva (PCR).
Paralelamente, ésta disminuye el estado oxidante total, es decir el nivel de agresividad y el número de toxinas, aumentando a la vez la actividad de la Glutatión peroxidasa, un antioxidante producido naturalmente por el organismo.
En este caso también, para beneficiarse de ésta, favorezca más bien los complementos de cúrcumaque tienen un alto contenido de curcuminoides.
Al igual que la curcumina, los polifenoles de manzana o de espino blanco (especialmente el ácido clorogénico, las epicatequinas, las rutinas y los hiperósidos) modulan la inflamación del hígado y el estrés oxidativo al inhibir ciertas citocinas proinflamatorias: TNF-α (del inglés Tumour Necrosis Factor Alpha – Factor de necrosis tumoral alfa) e IL-1 y IL-6 (interleucinas 1 y 6) y aumentan la actividad de los antioxidantes producidos por el organismo. Parece incluso que éstos juegan un papel suplementario en la reparación de los daños causados a las mitocondrias de las células del hígado.
Bastante poco conocida hoy en día, la raíz de Salacia oblonga fue utilizada hace mucho tiempo como hierba medicinal para prevenir y tratar los problemas de diabetes. Unos trabajos científicos han mostrado después que los antiguos habían dado en el clavo: unos extractos de esta planta han podido mejorar varias enfermedades del hígado y especialmente el fenómeno de la fibrosis hepática descrito anteriormente (12-13).
¿Y cómo lo hace? Un estudio reciente ha mostrado que la planta impedía la maduración de un gen (SREBP1c) decisivo en el proceso de la lipogénesis del hígado (formación de triglicéridos y de células grasas) (14). Al hacer esto, ésta contribuye a hacer el hígado menos graso y más funcional.
Producido por las plantas para protegerse de los daños oxidativos, el resveratrol parece jugar un papel mucho más amplio una vez introducido en los organismos animales.
Varios estudios ya han mostrado su papel beneficioso para el metabolismo lipídico, para los marcadores de la inflamación hepática y para la integridad de las células del hígado. Al igual que la raíz de Salacia oblonga, éste influye en la actividad del gen SREBP1c implicado en la síntesis de los triglicéridos. Por tanto, es una pista terapéutica bastante completa.
Asimismo, éste es conocido por activar las sirtuínas, unas proteínas implicadas en el aumento de la esperanza de vida de numerosos organismos …
Y si usted no sabe qué producto natural escoger entre éstos, puede también optar por fórmulas como Liver Support Formula (Fórmula de apoyo al hígado) que contiene silimarina y otros productos que no hemos podido citar, como el extracto de hojas de alcachofa, el Ginkgo biloba o incluso la chlorella…
Estudio principal del artículo
Fei Xiong and Yong-Song Guan, Cautiously using natural medicine to treat liver problems, World J Gastroenterol. 2017 May 21; 23(19): 3388–3395.
Referencias
1. Federico A., Dallio M., Masarone M., Persico M., Loguercio C. (2016). The epidemiology of non-alcoholic fatty liver disease and its connection with cardiovascular disease: role of endothelial dysfunction. Eur. Rev. Med. Pharmacol. Sci. 20, 4731–4741.
2. Pariente A. Increased fructose consumption is association with fibrosis severity in patients with nonalcoholic fatty liver disease HEPATO-GASTRO et Oncologie digestive 243 vol. 17 no 3, mai-juin 2010
3. Mayes, P.A. Intermediary metabolism of fructose. Am. J. Clin. Nutr. 1993, 58, 754S–765S.
4. Csupor D, Csorba A, Hohmann J. Recent advances in the analysis of flavonolignans of Silybum marianum. J Pharm Biomed Anal. 2016;130:301–317.
5. Prakash, P.; Singh, V.; Jain, M.; Rana, M.; Khanna, V.; Barthwal, M.K.; Dikshit, M. Silymarin ameliorates fructose induced insulin resistance syndrome by reducing de novo hepatic lipogenesis in the rat. Eur. J. Pharmacol. 2014, 727, 15–28.
6. Bahmani M, Shirzad H, Rafieian S, Rafieian-Kopaei M. Silybum marianum: Beyond Hepatoprotection. J Evid Based Complementary Altern Med. 2015;20:292–301.
7. Prakash, P.; Singh, V.; Jain, M.; Rana, M.; Khanna, V.; Barthwal, M.K.; Dikshit, M. Silymarin ameliorates fructose induced insulin resistance syndrome by reducing de novo hepatic lipogenesis in the rat. Eur. J. Pharmacol. 2014, 727, 15–28.
8. Maithilikarpagaselvi, N.; Sridhar, M.G.; Swaminathan, R.P.; Sripradha, R.; Badhe, B. Curcumin inhibits hyperlipidemia and hepatic fat accumulation in high-fructose-fed male Wistar rats. Pharm. Biol. 2016, 54, 2857–2863.
9. Maithilikarpagaselvi, N.; Sridhar, M.G.; Swaminathan, R.P.; Zachariah, B. Curcumin prevents inflammatory response, oxidative stress and insulin resistance in high fructose fed male wistar rats: Potential role of serine kinases. Chem. Biol. Interact. 2016, 244, 187–194.
10. Maithilikarpagaselvi, N.; Sridhar, M.G.; Swaminathan, R.P.; Sripradha, R.; Badhe, B. Curcumin inhibits hyperlipidemia and hepatic fat accumulation in high-fructose-fed male Wistar rats. Pharm. Biol. 2016, 54, 2857–2863.
11. Maithilikarpagaselvi, N.; Sridhar, M.G.; Swaminathan, R.P.; Zachariah, B. Curcumin prevents inflammatory response, oxidative stress and insulin resistance in high fructose fed male wistar rats: Potential role of serine kinases. Chem. Biol. Interact. 2016, 244, 187–194.
12. Wang, J., Rong, X., Li, W., Yamahara, J., Li, Y., 2012. Salacia oblonga ameliorates hypertriglyceridemia and excessive ectopic fat accumulation in laying hens. J. Ethnopharmacol. 142, 221–227.
13. He, L., Qi, Y., Jiang, J., Yang, Q., Yamahara, J., Murray, M., Li, Y., 2011. The Ayurvedic medicine Salacia oblonga attenuates diabetic renal fibrosis in rats: suppression of angiotensin II/AT1 signaling. Evidence Based Complement. Altern. 2011, 807451.
14. Postic, C., Girard, J., 2008. Contribution of de novo fatty acid synthesis to hepatic steatosis and insulin resistance: lessons from genetically engineered mice. J. Clin. Invest. 118, 829–838.
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