Las dos palabras que tememos por encima de todo

¡“Enfermedad de Alzheimer”! Según un sondeo reciente, habría más de un 85 % de personas que temen por encima de todo esta enfermedad neurodegenerativa cuyo nombre resuena como el de un sabio loco y cruel. Hay que decir que la epidemia que azota a los países occidentales no tiene precedente: se diagnostican 225.000 nuevos casos al año y de aquí a 2020, una persona mayor de 65 años de cada 4 estará afectado por la enfermedad de Alzheimer.
65 años, no es una edad muy avanzada ya que es la edad legal de la jubilación en muchos países de Europa… A esta edad, a usted le gustaría probablemente parecerse, como a todo el mundo, a esta figura carismática, sabia y respetada, esta persona veterana que siempre tiene una historia que contar y delante de la cual los demás se inclinan con admiración y benevolencia. Desafortunadamente, para muchas personas, la realidad es bastante más glacial . Suciedad, degeneración, dependencia, incontinencia… Las palabras que surgen al mencionar la enfermedad de Alzheimer son terribles. Todo el mundo o casi concuerda en decir que es una de las maneras más angustiosas y espantosas de envejecer, pero también de morir: la demencia es un naufragio de la mente que le impide a una persona ser maestra de su destino, de su última voluntad. Pero no es la única razón que explica por qué ésta está a punto de destronar al cáncer como objeto de las obsesiones.

Usted ya no es realmente usted mismo

Lo que da más miedo de la enfermedad de Alzheimer, es perder su identidad . También se dice “perder la cabeza”. En realidad, las víctimas guardan una identidad propia, pero ésta se transforma insidiosa e irremediablemente. La identidad no está dada de una vez por todas: se construye y evoluciona a lo largo de la existencia con los recuerdos y con el tiempo ¹. Lo que le da el sentimiento de ser la misma persona que ayer, que el mes pasado o que hace 20 años, son los recuerdos que usted tiene de estas épocas como parte de su pasado. Son la combinación y la interpretación de estos recuerdos a la luz de su situación presente las que forjan su identidad.

En las personas víctimas de la enfermedad de Alzheimer, la desaparición progresiva de ciertos recuerdos y la incapacidad de formar nuevos les lleva a construir identidades desajustadas respecto a lo que estas personas eran antes. Además, los allegados de las víctimas informan a menudo de que éstas ya no son las que ellos conocieron. Estas personas no han perdido totalmente el sentido de lo que eran, pero el proceso identitario está limitado a recuerdos más antiguos y a veces muy dispersos. Normalmente, la puesta al día del proceso identitario se hace hacia adelante, para integrar los nuevos recuerdos almacenados, pero en el caso de la enfermedad de Alzheimer, la puesta al día se hace a la inversa con la pérdida progresiva de recuerdos ².

Así pues, a menudo las víctimas no reconocen a sus hijos porque éstas han perdido los recuerdos que corresponden a esta etapa de la vida. Por la misma razón, éstas se presentan a veces bajo una luz mucho más joven, como es el caso de una de las pacientes mencionadas por Marie-Christine Nizzi², persuadida de tener 17 años y de tener que volver a casa de sus padres.

Usted ya no tiene los mismos gustos

La modificación progresiva de la identidad provoca asimismo cambios en las afinidades, los gustos y los intereses. Así, puede suceder que personas apasionadas por la literatura o enamoradas del mundo del arte de repente ya no vean ningún interés en absoluto en éste. En la película Die Auslöschung, dedicada a la enfermedad de Alzheimer, se sigue la evolución de un profesor de historia del arte, Ernst Lemden, afectado por la enfermedad. Uno de los cuadros que antes le parecía sensacional y profundamente lleno de sentido hasta el punto de querer dedicarle un libro no le parece más que ridículo y grotesco, unos años más tarde. A veces, se produce el fenómeno inverso, una persona se entregará a una actividad en la que antes no tenía ningún interés.

A usted se le mantiene al margen

He aquí una de las peores consecuencias de la enfermedad: se crea un desfase terrible entre la víctima y su entorno. Como ésta ya no logra responder a las expectativas de sus allegados (porque ésta no se acuerda de un acontecimiento, porque ella no reconoce una cara o porque ella ya no aprecia cosas que compartía antes con ellos), éstos pierden a su vez la capacidad de esperar todavía alguna cosa de ella. Por tanto, ella se convierte en una persona desconocida. Y necesariamente se tiene menos empatía y atención hacia una persona desconocida…

Hay cosas mejores que hacer que esperar escaparse de la enfermedad: sean activos

¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ¿Qué he hecho yo a Dios para que me suceda esto? La enfermedad de Alzheimer es vista a menudo como un mal que se nos cae encima, un castigo injusto que se instala sin llamar. Aunque los mecanismos que permiten su desarrollo son todavía en gran medida desconocidos, se sabe que es posible reducir el riesgo de dicha enfermedad, a condición de ponerse a ello con antelación. Porque una vez que el gusano está en la fruta, ya es demasiado tarde.

1) La restricción calórica
Unos investigadores han estudiado la evolución de personas predispuestas genéticamente a la enfermedad (todos los portadores del gen ApoE4). Éstos han notado que las personas que tienen una alimentación rica en calorías están más afectadas que las que consumen relativamente pocas calorías ^3-4. Los investigadores piensan que la restricción calórica permitiría aumentar la resistencia de las neuronas a la enfermedad de Alzheimer, a los ictus o derrames cerebrales, pero también al envejecimiento normal del organismo ⁵. Por tanto, hay un interés real en reducir las raciones alimenticias , aparte de la pérdida de peso y el aspecto estético. Para lograrlo, no es secreto, tenemos que establecer un nuevo hábito y tener una disciplina de hierro, y contamos con ayudas naturales para reducir el apetito como Appetite Control Formula (Fórmula de control del apetito), Hoodia gordonii (concebida a partir de una planta espinosa) y Zero Craving (Antojos cero) (una fórmula a base de fibras solubles para aumentar la sensación de saciedad).

2) Una alimentación rica en antioxidantes
Numerosos estudios ^6-7 demuestran el interés que tienen los antioxidantes para reducir los efectos nefastos de las especies reactivas de oxígeno en las neuronas. Aunque todos los antioxidantes parecen ser beneficiosos, los autores ponen el énfasis en 3 antioxidantes: el ácido fólico (que se encuentra sobre todo en los menudillos, las leguminosas y las verduras verdes oscuras, pero también en complementos como SuperFolate 200 mcg (Super Folato), la vitamina B6 (que se encuentra en los menudillos, el pescado y los cereales integrales, o en complementos como Pyridoxamine 100 mg (Piridoxamina 100 mg) y la vitamina B12 (sobre este tema ver: ¿Tenemos todos carencia de vitamina B12? Las razones de una penuria masiva y sus consecuencias).

3) Un entrenamiento mental
Varios estudios recientes ⁸ han mostrado que las personas que realizan actividades mentales estimulantes (lectura, juegos de reflexión, aprendizaje, juegos de memoria) tienen menos riesgo de padecer demencia a una edad avanzada. Es el hecho de mantener una mente activa y alerta a lo largo de toda su vida el que se supone que favorece el mantenimiento de las conexiones neuronales y permite frenar el deterioro cognitivo y la demencia. Si usted no practica este tipo de actividad, ya sabe entonces lo que le queda por hacer.
Actualmente, sigue sin haber un tratamiento eficaz para curar la enfermedad de Alzheimer y todas las formas de demencia relacionadas. Por tanto, es lógico tener miedo de ellas. Pero el miedo puede también ser un arma eficaz cuando se utiliza con criterio: no deje que éste le paralice y actúe desde ahora.

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Referencias
1. Mollard-Palacios Judith, Lechenet Valéry, « Les peurs suscitées par la maladie d’Alzheimer », Gérontologie et société, 2016/2 (vol. 38 / n° 150), p. 31-41. DOI : 10.3917/gs1.150.0031.
2. Nizzi Marie-Christine, « La maladie d'Alzheimer et son impact sur l'identité de la personne », dans Alzheimer, éthique et société. Toulouse, ERES, « Poche - Espace éthique », 2012, p. 49-59. DOI : 10.3917/eres.hirsh.2012.01.0049
3. Luchsinger JA, Tang MX, Shea S, Mayeux R. Caloric intake and the risk of Alzheimer disease. Arch Neurol. 2002 Aug;59(8):1258-63.
4. Pasinetti GM, Wang J, Porter S, Ho L. Caloric intake, dietary lifestyles, macronutrient composition, and alzheimer' disease dementia. Int J Alzheimers Dis. 2011;2011:806293. doi: 10.4061/2011/806293. Epub 2011 Jun 19.
5. Mattson MP. Neuroprotective signaling and the aging brain: take away my food and let me run. Brain Res. 2000 Dec 15;886(1-2):47-53. Review.
6. Esposito E, Rotilio D, et al. A review of specific dietary antioxidants and the effects on biochemical mechanisms related to neurodegenerative processes. Neurobiol Aging. 2002 Sep-Oct;23(5):719-35. Review.
7. Salerno-Kennedy R, Cashman KD. Relationship between dementia and nutrition-related factors and disorders: an overview. Int J Vitam Nutr Res. 2005 Mar;75(2):83-95. Review.
8. Middleton LE, Yaffe K. Promising strategies for the prevention of dementia. Arch Neurol. 2009 Oct;66(10):1210-5. Review.